Capítulo 36

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— Zoro-ya, es hora. — la voz de trafalgar Law irrumpió en medio del bosque, Robin y Zoro se habían levantado más temprano ese día para continuar con el entrenamiento.

— De acuerdo, vamos. — habló el espadachín y extendió su mano hacia la arqueóloga, quien la tomó gustosa y los tres se encaminaron hasta el lugar de encuentro, para bajar de Zunisha, en esta ocasión, la tribu mink, les presto los andamios que utilizaron para curar las heridas que Jack provoco en las patas delanteras del enorme elefante milenario.

— Oe Torao. — hablo el peliverde mientras todos bajaban rumbo al submarino de los piratas Heart, el capitán solo asintió en dirección al espadachín. — cada cuando salen a la superficie? Necesito que sea día por medio o cada dos días máximo.

— El capitán ordena subir cada tres días o una vez a la semana. — hablo Bepo en su lugar, Zoro alzo una ceja en dirección al cirujano.

— Si es por el entrenamiento de Nico-ya, no te preocupes, podemos subir cada dos días. — respondió.

— Bien, es por el bien de tu tripulación.

— Gracias Torao-kun. — hablo Robin, y Law solo asintió hacia ambos.

— ¿Qué ocurre mi amor? — susurro la arqueóloga, presionando la mano de Zoro y acariciando su mejilla suavemente, al parecer nadie les prestaba atención.

— No me gusta la idea de estar bajo el agua. — respondió también en un susurro.

— Estaremos bien. — lo tranquilizo besando su mejilla, la tripulación de Law, los miraba con la boca abierta.

— Hay que tener cuidado con esta mujer, si fue capaz de domar al cazador de piratas, puede hacer cualquier cosa. — murmuro Ikakku, la única mujer de la tripulación de Law, al oír aquello, Zoro enfureció de inmediato y poso su mano sobre el mango de Wado, Robin puso una de sus manos sobre el musculado brazo del espadachín y este aflojo el agarre.

— Los mugiwaras son nuestros aliados, no permitiré ninguna falta de respeto hacia ninguno de ellos, lo mismo para ustedes, Roronoa-ya, no permitiré que amenaces a mi tripulación.— Zoro solo le dedico una mala mirada y no respondió, el cirujano prefirió ignorarlo y se dirigió a su nakama.— Ikakku, discúlpate con Nico-ya.

— No es necesario. — se apresuró a decir Robin.

— Claro que si mujer, no puede hablarte así sin saber nada de ti, si no hay respeto en una alianza no llegaremos a ningún lado. — la voz de Zoro sonó firme y su mirada determinada se encontraba clavada en la mujer que había hablado mal de Robin, Franky y Usopp asentían en acuerdo con el espadachín.

— Lo siento Nico Robin, no fue mi intención ofenderte. — hablo tímidamente, aun bajo la intensa mirada de Zoro.

— Disculpas aceptadas, no hay problema.

— Que quede claro Torao, me va a importar una mierda la alianza si alguien de tu tripulación ofende a mi mujer o a alguno de mis nakamas, conocerá el filo de mis espadas, si no hay ofensas no seran necesarias las amenazas, pero mi capitán dejo a mis nakamas bajo mi protección. — hablo con voz fría e intimidante, que hizo temblar a sacchi y penguin, comprendiendo porque su capitán se había aliado con ellos.

— No te preocupes, Zoro-ya, no volverá a ocurrir, ¿no es así chicos? — hablo firme y claro dirigiéndose primero al peliverde y luego al resto de su tripulación.

— Si capitán. — respondieron los miembros de los piratas Heart.

— Muy bien, continuemos. — llegaron hasta el polar tang y subieron a bordo.

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