Capítulo 21

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– No te equivoques, tengo mi lugar seguro al cual regresar. – Mihawk lo miro asombrado, no esperaba escuchar aquellas declaraciones, y en el fondo le alegraba, por lo general las personas que escogían el camino de la lucha y más con una ambición tan grande como la que tenía el joven recostado en la cama.

Sin embargo, no dijo absolutamente nada, solo miro a Perona quien hizo un mohín y salió de la habitación.

– Continuaremos en cuanto sane tu herida, no hagas nada imprudente, puedes ejercitarte, pero no hagas demasiado esfuerzo. – recomendó saliendo también de la habitación.

– Solo traemos sake y estaré bien. – respondió mientras se cerraba la puerta.

Al quedarse solo Zoro no pudo evitar pensar que aún le faltaba mucho, en realidad no había pensado, solo actuó por instinto y es que no podía soportar la idea de que alguien saliese lastimado por su causa, por su descuido.

Toco la venda que cubría su ojo y rio para sus adentros, ahora parecería un mal chiste de pirata, por lo que decidió que no utilizaría parche.

Abrió la puerta de cajo de la mesita de noche y saco un papel doblado que tenía allí guardado, se volvió a recostar mientras desdoblaba el cartel de recompensa de Robin, era la única imagen que tenia de ella, comenzó a trazar el rostro de la mujer con su dedo índice.

"aun soy muy débil, pero te prometo que cuando nos volvamos a ver podre luchar sin terminar medio muerto en cada batalla, ya no te hare preocupar, lo peor de estos dos años que nos pidió Luffy es que no podré verte, solo espero que estes bien, te extraño mujer" – termino de decir mientras secaba una traicionera lagrima que escapaba de la esquina de su ojo sano.

Al día siguiente se levantó de la cama cerca de la hora del almuerzo, Mihawk no se encontraba en su lugar de siempre, por lo que salió del castillo, le tomo un poco más de lo habitual llegar hasta el sitio donde el hombre entrenaba, ya que con la vista de un solo ojos su percepción había cambiado, debía estar más atento ahora y comenzar a entrenar otros sentidos, al menos nunca había confiado solo en su vista a la hora de luchar.

– ¿Qué haces aquí? Te dije que descansaras. – le reprendió ojos de halcón sin siquiera mirar en su dirección.

– No puedo solo estar en cama, necesito hacer algo, no hay tiempo que perder. – fue su respuesta.

– Mientras no sane tu ojo por completo, no continuare con el entrenamiento.

– Tsk, como quieras

– Deberías tener en cuenta cuidar tu salud, mocoso no creo que Nico Robin, le interese salir con un moribundo. – ante las palabras del hombre, el joven espadachín quedo totalmente anonadado.

– Como...como...

– No es muy difícil de adivinar, solo tienen dos mujeres en su tripulación y no veo a la pelirroja muy afín con tu personalidad, la niña demonio me pareció una mejor opción. –

– No le digas asi, no tiene nada que ver con lo que el maldito gobierno ha inventado sobre ella y su gente. – Zoro estaba molesto por las palabras de Mihawk, odiaba cuando los demás se sentían con derecho de opinar sobre el resto, y más si se trataba de su mujer y su doloroso pasado.

– Está bien, no te diré nada, pero debes comenzar a cuidar no solo tu espada, sino también a su portador, saber que lucha vale la pena entregar la vida, no todas las batallas son a vida o muerte, podrías ahorrarle muchas preocupaciones a esa mujer si aprendes a canalizar tu energía y a luchar no solo con tu espada, sino también con tu cabeza, aunque sea algo difícil para ti.

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