Capítulo 40

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Zoro inmediatamente miro a Robin, quien mantenía una postura impasible, su mirada se tornó algo dura al cruzarse con la del espadachín este le sostuvo la mirada, no había hecho nada para sentirse culpable, él no había hecho nada de lo que Brook insinuaba, ni había sentido nada al despertar junto a Hiyori.

— Hacía mucho frio en la región de ringo, el hielo se filtraba a la cabaña, y Zorojuro, estaba herido, así que Hiyori-san puso sobre el cuerpo de él las únicas mantas disponibles, al caer la noche ambas nos recostamos a su lado, para poder abrigarnos un poco, el cuerpo de Zorojuro, es muy calentito. — la voz de Otoko los sorprendió a todos, Zoro agradeció internamente la intervención de la niña, no quería malos entendidos entre Robin y él menos antes de la batalla, si era él quien le decía aquello, sonaría a excusa más que otra cosa.

— Maldito marimo, como se te ocurre dejar que dos bellas damas pasen frio, aunque estés herido, mejor hubieras muerto de frio. — Sanji comenzó a atacar verbalmente a su nakama, sin embargo, este no le prestó atención.

— Cállate Sanji-kun. — Nami le dio un palmazo en la cabeza a Sanji

— Porque me golpeas Nami-san. — lloriqueo el rubio

— No es momento, mira. — Nami estaba seria y tenía la vista fija en donde se encontraban Zoro y Robin, la morena se encontraba cabizbaja y camino hacia el otro extremo de donde se encontraban, Zoro la siguió en silencio, necesitaba aclarar la situación con ella cuanto antes.

— Estúpido espadachín. — resoplo Sanji por lo bajo siguiendo con la mirada al peliverde.

Zoro llego junto a Robin, quien se había internado en el bosque, fue un verdadero milagro que el espadachín lograra encontrar el camino.

— Robin. — susurro al llegar junto a ella.

— No tienes nada que explicarme, te creo, aunque no deja de molestarme

— Eres la única mujer que existe para mí. — camino un paso más cerca de ella, pero Robin retrocedió.

— Lo se Zoro, pero es una situación complicada.

— Estas molesta. — aquello no era un pregunta y el espadachín lucia derrotado.

— No contigo si es lo que quieres saber, la situación es molesta, pero no te preocupes, no te hare un escándalo ni nada por el estilo, soy una mujer adulta, sé lo que valgo y también te conozco a ti, si fueses como Sanji, sería muy diferente, pero eres mi Zoro y aunque si me duele que hayas pasado la noche con la hermana de Momo.

— YO NO PASE LA... — el reclamo de Zoro murió en sus labios cuando Robin levanto una mano.

— Déjame terminar. — le pidió. — sé que no de la forma en que piensan los demás, solo déjame procesarlo, dame un momento para pensar.

— Hey mujer, me importa una mierda lo que piensen de mí, pero no quiero que estés en boca de nadie por mi culpa. Te amo Robin y eso es lo único que importa. Te dejare pensar, iré a entrenar, cuando estés lista ven a entrenar también, necesitas pulir tu nueva técnica.

— Iré en un momento.

Zoro se marchó de regreso al campamento, no hablo con nadie y desenvaino a Enma comenzando a entrenar con ella, midiendo el Haki necesario para atacar con la fuerza que él quería.

Nadie se atrevía a acercarse al espadachín, quien parecía desatar su furia con cada corte de daba.

— Zorojuro. — susurro Momo desde el costado de Zoro, este solo giro la cabeza levemente, más no le contesto nada.

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