Capítulo 16

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Zoro la miro sin palabras, realmente no entendía como es que Robin sabia la decisión que había tomado, aunque tampoco era que le extrañara demasiado, si había alguien que siempre estaba atenta y sabia todo lo que ocurría en el barco, aunque no dijera más de lo necesario, era precisamente ella.

– ¿co... como sabes eso? – aunque la pregunta podría sonar idiota, él tenía que averiguar cómo se había enterado Robin, Brook también lo sabía, y no quería que todos en el barco se enterasen de lo sucedido.

– No importa como lo sé y no debes preocuparte, nadie dirá nada. – intento calmarlo la arqueóloga.

– Por eso me dijiste eso cuando desperté. – Robin lo miro extrañada, no creía que Zoro recordara aquel comentario de una conversación trivial, por lo que solo asintió. - ¿alguien más sabe de esto? – su tono era de indiferencia, pero Robin ya lo conocía lo suficiente para saber que en realidad estaba preocupado.

– Ya te dije que no debes preocuparte por eso Zoro, nadie en el barco hablara de lo sucedido, si me atreví a hablarte de esto es porque estamos solos tú y yo. – Robin lo miraba fijamente, tenia ganas de acariciarle el cabello y hacerle saber que podía contar con ella para lo que quisiera, pero también tenia claro que para Zoro no era fácil y el hecho de que ella intentase consolarlo no lo tomaría bien. Luego de unos minutos de silencio el peliverde le respondió.

– No tenía más opción, era eso o que se llevara a Luffy, todos corríamos peligro. – no se arrepentía de su decisión, eso jamás, pero sintió la necesidad de explicarle a ella, aunque no ahondo más allá.

– Lo sé, es solo... no lo vuelvas a hacer. – termino de decirle con la cabeza gacha, Zoro no respondió nada y solo la atrajo hacia él, la envolvió en sus brazos y la morena recargo su cabeza en el hombro del espadachín.

Las palabras sobraban en ese momento, ambos se quedaron en completo silencio, solo contemplando el océano y las olas que rompían a sus pies.

Al cabo de unos cuantos minutos Robin sintió la suave y calmada respiración de Zoro y el acompasado latir de su corazón, le indicaron que el espadachín se había dormido en aquella posición, le hubiese gustado tener un den den mushi de fotografía para guardar aquel momento, y así saber si realmente se veían como ella los imaginaba, con ella sentada entre las piernas del espadachín quien la abrazaba por la espalda mientras ella recostaba su cabeza en el pecho de este, Zoro había dejado sus katanas a su lado quitándolas de su cintura.

– Zoro... Zoro. – Robin le hablo suavemente, pero no obtuvo respuesta por parte del peliverde, cosa que le causo gracia, ya que el aludido solo se dormía de manera profunda cuando estaba en absoluta confianza, de otro modo, aunque dormido, siempre estaba alerta del peligro. – Zoro, es momento de irnos. – en esa ocasión, solo recibió un gruñido por respuesta, intento salir de entre sus brazos nuevamente, con algo de éxito esta vez, ya que a diferencia de los intentos anteriores en los que la aprisiono aún más, al menos pudo cambiar de posición quedando sentada sobre sus rodillas con su rostro frente a frente al de su compañero, aprovecho la posición y la ocasión, para rodear su cuello con sus brazos. Comenzó a besar sus mejillas, primero una y luego la otra, susurrando el nombre del peliverde después de cada beso, al no obtener respuesta continúo dejando un rastro de besos hasta la comisura de los labios del espadachín, sin embargo, se detuvo antes de llegar a su boca y sobre ellos volvió a susurrarle.

– Se que estas despierto hace mucho kenshi-san, es hora de regresar. – el aludido sonrió y abrazo aún más fuerte a su nakama.

– No creí que me descubrieras. – dijo sin despegar sus labios de los de su compañera quien, sin hacerlo esperar más, los unió en un tierno y casto beso.

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