[11]

1.5K 106 6
                                    

Capítulo 11: Jaxx.

Desde que salimos de la cafetería tenía la estúpida sensación de que alguien nos seguía. Aunque deben ser solo imaginaciones mías.

Hayes estaba raro, más de lo normal. No había casi momento en el que no me mirara ¿Acaso tenía algo en la cara? Ahora Hayes me desesperaba. Llegaba a sentir tantas emociones negativas hacia él, que no sabía si superarían las positivas.

Una rama crujió detrás nuestro. Giré casi de inmediato, mientras los nervios salían al exterior. No vi a nadie. Ni una silueta, ni una persona, ni una sombra. Nada.

-¿Hay alguien ahí?-Exclamó Hayes, apuntando con la luz al lugar de dónde provenía el sonido.

Me clavé las uñas en la palma de las manos en el momento que percibí una sombra en movimiento. La respiración se me trabó en la garganta y los oídos se me taponaron, dejándome oír solo el lento y casi imperceptible sonido de mi corazón.

-Soy yo.-Dijo con suavidad una voz.

La silueta de un chico se escabulló de la esquina de un edificio. Era Cameron. Pero no venía solo, Nash caminaba a sus espaldas.

-¿Que hacéis aquí?-Shawn se cruzó de brazos.

-Venimos por lo mismo que vosotros.-Contestó Nash algo cortante, mirando directamente a su hermano.

Un silencio se expandió durante varios segundos. Nadie movía ni un músculo, ni articulaba palabra alguna. Un desgarrador graznido cortó el aire tenso, sobresaltándome, otra vez.

-Joder.-Murmuré atrayendo la risa del resto.

Era sorprendente la facilidad con la que los adolescentes podíamos cambiar de actitud o de estado de animo. Increíble.

-¿Que buscáis?-Preguntó Cam con tranquilidad, largando una pequeña sonrisa.

-No sabemos.-Hayes dio media vuelta, guiándonos otra vez al edificio de ciencias.

-¿Entonces porque venimos?-Shawn se veía indignado.

-Curiosidad.-Respondió Rache por mí y Hayes.

Nadie dijo nada después de eso. Caminamos con tranquilidad y lentitud por la multitud. Cam tarareaba una canción conocida para mí, por lo que le seguí el ritmo. Nash era algo inquieto y pateaba las hojas de vez en cuando. Rache hacía danzar la linterna y Shawn se mantenía pensativo, mirando al suelo. Hayes, como de costumbre, caminaba a mi lado, concentrado en lo que sea que buscásemos.

No llegaba a comprender cuan serio llega a estar este chico. Era algo casi inhumano ¿Como la persona que siempre sonreía y era el alma de la fiesta, llegaba a ser tan seria y callada? Hayes tenía tantas facetas y caras diferentes que me volverían loca dentro de poco. Yo no podría ser así, imposible.

-Que pereza.-Bostecé.-Hayes, cárgame.

-HA.

Lo miré mal, pero no dije nada. Caminamos hasta el hueco de la ventana. Esta vez me valí de mis propias manos y pies para subir. Me había enfadado de manera infantil con Hayes, lo que conllevaba que yo no le hablara.

Este sitio era cada vez menos tenebroso, llegaría ha acostumbrarme a el y todo. Podía ver las motas de polvo flotar en las zonas que las cristaleras dejaban pasar el reflejo lunar.

Escuchaba la respiración de Hayes sobre el sonido de nuestros pasos. Era profunda y lenta, calmada. Lo miraba por el rabillo del ojo, como él a mí.

-¿Estás enfadada?-Pregunta en tono irónico, sin mirarme siquiera.

-¿Tú que crees?-Contraataco con sarcasmo.

-¿Por no llevarte a caballito?

-Chicos...-Empieza Shawn con paciencia.

-Te pasas la vida queriendo cargarme y cuando te lo pido ¿No lo haces?-Me quejo elevando el tono.

-¿Pero es que tiene que ser todo como tú quieres?

-Chicos, por favor...-Continúa Shawn.

-¡No! Pero, ¿no puedes ser más considerado?-Me cruzo de brazos.

-¿Considerado? ¡Pero si has sido tú quien se ha enfadado!

-¿¡Os podéis callar de una vez?!-Los dos obedecemos al instante.-Por fin...-Suspira.

Ahora sentía pequeñas vibraciones en el estomago. Sabía que podía llegar a ser la más cabrona e insoportable persona de este mundo por cualquier tontería. También que era una orgullosa y cabezota, y que no le pediría disculpas a Hayes, incluso sabiendo que todo ha sido culpa mía.

Él tenía la respiración muy agitada, con el rostro bastante rojizo, puede que a causa de la rabia. Veía como soltaba aire y su cara volvía a la normalidad, entonces cerraba los ojos y sonreía a la nada. No lo entiendo ¿Como lo hace?

Habíamos llegado al vestíbulo. Nash y Cameron estaban prácticamente boquiabiertos. Todo estaba como lo habíamos dejado. Simplemente me senté en la entrada del pasillo, esperando que el chucho apareciera.

—¿Como...?—Preguntó Cameron a mis espaldas.—¿Como habéis descubierto todo esto?

—Sky y yo decidimos investigar un día.—Escuché la voz de Hayes con tranquilidad.

Intenté no sentirme afectada oyendo mi nombre en sus labios, pero algo hizo que se me erizaran los brazos. Los pasos de él se habían detenido justo en donde yo estaba sentads. Percibía su cuerpo inclinándose sobre sus manos, acabando en cuncliyas cerca mío. El aire se había vuelto pesado, y el olor a champú de Hayes se filtraba por mis fosas nasales. Su gruesa respiración pasó provocando cosquillas por mi cuello y mi barbilla, llegando a mi clavícula al descubierto. Giré la cabeza tan solo unos grados, lo suficiente como para sentir sus labios rozando mi oreja. Todo se había vuelto extrañamente a cámara lenta.

—Sé que eres una cabezota, como yo. Y que no te vas a disculpar, como yo.—Susurró con lentintud. Su cuerpo se alejó de mí, deslizándose hasta quedar sentado a mi lado.—Mira, por ahí viene.

No presté mucha atención a lo que llegó después. Todo mi ser seguía en shock. Los chicos se habían acercado cuando aquel perro blanco y negro apareció.

—¿Cómo se llama?—Cameron lo acariciaba juguetonamente.

—N-no sabemos. Ni siquiera lleva placa.—Contesté aún algo ida.

—¿Y si lo llamamos Toby?—Todos miramos mal a Nash.

—Tío, es el nombre más típico que existe.—Su hermano negó.

—Cállate renacuajo.

—¿Honey?—Preguntó Rache inocentemente.

—Es macho, cielo.—Shawn le sonrió apenado. Ugh.

—Jaxx.—Dijo Cam decisivo.—Lo llamaremos Jaxx.

Entre ellos comentaron sobre el tema. Yo por mi parte me había aislado en mi burbuja de pensamientos.

La punzada de miedo y adrenalina cruzó mi espalda dolorosamente. Otra vez giré en todas las direcciones posibles. Una mano tocó mi hombro sobresaltandome.

—¿Estás bien?—Rachel me veía algo preocupada.—Parece que hubieras visto un fantasma.

Quizás lo haya echo. Quería decirle que no. Que no estaba bien, y que probablemente me costaría estarlo. Sin embargo asentí con una sonrisa falsa. Ella me dedicó una última mirada, no muy convencida. Se apartó de mí, dejandome otra vez sola en mi burbuja de penssmientos.

¿Que estaba mal conmigo?

inside || h;gDonde viven las historias. Descúbrelo ahora