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Capítulo 1: El internado.

Y suspiro mirando el internado que será mi hogar durante los próximos meses. Según mis padres "es un gran internado, con instalaciones y educación excelentes", pero es un punto internado, en el que tengo que llevar uniforme, que está en un país diferente al que vivo, en el que hay gente a la que no conozco y del que no podré salir excepto los fines de semana. Y esto es solo lo que sé.

Acomodo bien la diadema de flores sobre mi cabeza y suelto todo el aire comprimido. Empiezo a caminar tranquilamente en dirección a la secretaría del recinto mientras observó los alrededores. Los jardines están perfectamente cuidados y parezco ser la única persona que deambula por la zona. Levanto la maleta para subirla por encima del escalón de la entrada y abro la puerta para pasar. Todo está sumido en completo silencio y me acerco a la chica de gafas de aspecto antiguo que se encuentra al otro lado del mostrador.

- Hola. - Sonrío tímidamente y la mujer levanta la mirada. Tiene el pelo algo canoso y unas pequeñas arrugas al lado de los ojos, que se hacen mayores cuando sonríe. -Soy Skylar O'Neil.

- Oh señorita, la estábamos esperando. - Rápidamente se levanta y agarra una bolsa, un mapa y unas llaves. - Aquí tiene el uniforme, los horarios y el material para sus clases. - Asiento rápidamente a sus explicaciones. - Aquí tiene el mapa del recinto y las llaves de su habitación. - Agarro las llaves y las meto en mi bolsillo delantero. - Su compañera de cuarto ya ha llegado. - Me marcho de allí con el ceño fruncido por esto último.

Mis padres me habían dicho que tendría una sorpresa cuando llegase al internado, pero nunca supe el qué.

Camino hasta el edificio del ala este, donde se encuentra mi habitación. Tengo que entrar al ascensor, ya que ni loca subo a un cuarto piso con mi maleta por las escaleras. Las puertas se abren y se ven los típicos pasillos elegantes que hay por todo el internado. Agarro las llaves de mi bolsillo y empiezo a buscar la tan esperada habitación. Los números de las puertas son cada vez mayores y se que me estoy acercando. El pasillo está totalmente desierto, no se oye absolutamente nada, hasta que choco con un fuerte pecho.

-P-perdón. - Me disculpo sabiendo que la culpa ha sido mía. Al levantar la mirada veo a un chico más alto que yo. Este es de tez algo pálida y pelo castaño, pero lo que más me llama la atención son sus peculiares pero profundos ojos azules, estos de un aire frío como el hielo. Me escanea de arriba a abajo rápidamente y pasa por al lado mío sin siquiera abrir la boca, mientras yo me quedo observando como se va.

Nunca me han caído bien las personas bordes y frías, aunque yo misma sea así a veces. Este chico no se salva, será todo lo guapo que quiera, pero no va a salir tan fácilmente de mi lista negra.

Casi echando humo por las orejas encuentro mi cuarton; habitación 473. Después de todo esto no me he parado a pensar quien o como será mi compañera de cuarto. Solo espero que no sea una pija de mierda o una aburrida corta rollos.

Abro la puerta lentamente encontrandome con un lado de la habitación totalmente vacío a excepción de los muebles, y el otro cubierto de cosas violetas y posters de Justin Bieber. "Una Belieber loca no, por favor" pensé para mis adentros. Al lado de la cama, en el suelo, estaba una chica de largos y lisos cabellos caoba sentada mientras desempacaba algunas cosas. Me fijo bien en ella y se me hace familiar, así que decidí acercarme un poco para confirmar mis sospechas, y cuando estoy a un escaso metro de ella creo saber perfectamente quien es.

-¿Rachel? - Su rostro tan familiar se gira a verme y no pasan ni dos segundos y ya estoy entre sus brazos abrazandola.-¿Que haces aquí?

-Quería estar junto a mi mejor amiga. - Contesta contra mi pelo ya que es más alta que yo.

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