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Capítulo 21: Todo está relacionado.

-¡No hagáis cochinadas en mi cama!-Gritó Cameron con un dedo acusador.

-Mejor controla que esos dos no me hagan tía en 9 meses.-Contraataqué señalando a Shawn y Rachel.

Hubieron unos segundos de miradas divertidas entre todos y los chicos cerraron las puertas del coche.

-Portaos bien.-Dijo Nash.

-Nos portamos mejor que vosotros, panda de mocosos.-Replicó Hayes con una sonrisa.

-Si, si. A fregar coño.-Espetó esta vez Carter.

Se puso las gafas que le hacían ver como el de Gangnan Style y junto con una pose seria subió la ventanilla con la vista en el parabrisas.

-Didi, tráeme chocolate.

Daniel asintió ante mi petición y me lanzó un beso a través del cristal tintado.

-¿Algo más, bella dama?-Se asomó Trevor.

-Que desaparezcas de una vez, bicho.

Hayes hizo un movimiento repelente hacia Trevor, pero en vez de regañarle me reí de lo estúpido que se veía.
Rachel me hizo una seña, más bien "la seña". Era ese movimiento de cabeza con guiño incluido que tenía como significado cosas perversas que pasaban por su retorcida mente. A veces hasta me daba miedo y todo.
Hayes y yo sonreímos como muñecos y levantamos nuestras manos en despedida.

-¡Traedme Trumoo!-Chillé cuando el coche arrancó.-De chocolate.

Los dos continuamos sonriendo y agitando la mano robóticamente hasta que el vehículo desapareció por el asfalto.

-¿Ya se han ido?-Preguntó entre dientes.

-Si.

Los dos soltamos un suspiro unísono y nos miramos durante varios segundos, para luego empezar a correr entre gritos e instrucciones. Hayes y yo ya habíamos hablado de esto anoche; pasaríamos todo el tiempo que pudiéramos en las ruinas, para aprovechar la luz del día por si se nos había escapado algo por la noche.
Pero lo malo era que ni siquiera había luz de día. El sol estaba completamente tapado por unos nubarrones enormes que avecinaban lluvia.

-Deberíamos coger un paraguas.-Comenté.

-No hay paraguas, y sería muy sospechoso si pudiéramos uno en secretaria.-Hizo una pausa.-Posiblemente mandarían a Willy el jardinero a ver que hacemos.

Asentí para no gastar aire. Continuamos corriendo entre los árboles, aunque el camino se hacía más pesado por la tierra mojada. Eran las nueve de la mañana, pero no hacia tanto frío, más bien parecía que el verano todavía no acabara. Atravesar la apertura en la verja fue más fácil, ya que con el tiempo y el paso continuo de nosotros parecía que el hueco se hacia cada vez más grandes. Había paseado tantas veces ya por los senderos destartalados y con la hierba oscura atravesando la piedra salvajemente. Los senderos de adoquines en su momento tuvieron que haber sido preciosos, al igual que los edificios que conservaban ese aire que era una mezcla de victoriano e inglés. Había hasta farolas, farolas de cristalera de diversos colores, aunque la mayoría ya no tenía prácticamente ni la estructura ¿El paso del tiempo durante treinta años podía hacer eso? Claro que no. Las estructuras de todo a este lado seguían siendo incluso más fuertes que las del otro, así que el deterioro no podía ser cosa del tiempo, ni del clima. Aquel lugar parecía como un secreto que se quería entre las cenizas, pero aún estaba aquí. Así que, ¿por qué no lo demolieron todo? Igualmente habrían tenido mucho más espacio para las instalaciones nuevas, y no habría esa aura de mal augurio alrededor de toda esta zona.

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