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Capítulo 16: Oh Rapunzel.

-¿Que mierdas estás hablando tío?-Espetó Hayes empezando a perder la paciencia.-Oye em...

-Trevor, Trevor Adams.-El chico sonrió acabando la frase de Hayes.

-Bueno, pues Adams, no puedes venir de momento ha decirnos una sarta de gilipolleces.-Apoyó las palmas de las manos sobre la mesa para impulsarse y acabar de pie.

Le detuve por la muñeca antes de que intentase dar un solo paso. Él me miro con algo de rabia en los ojos y suspiró viviendo a tomar asiento.
Sus ojos agua marina se había vuelto tan azules y tan oscuros que hasta podrían dar miedo. Apretó la mandíbula y movió su mano con brusquedad.

-Tranquilo chico, vengo en son de paz.-Su tono era calmado.-Aunque no creo que queráis que hablemos de esto aquí.-Pasó su mirada por toda la cafetería.

Cameron y Nash se levantaron decididos a la par de Trevor. Cuando intenté imitarles, fui yo a la que agarraron por la muñeca.
Hayes tiro de ella hasta acercar sus labios a mi oreja.

-¿De verdad vas a ir con ese tío?

-Prefiero eso a que todo el internado se entere.-Le contesté con una mirada indescriptible.

Los dos terminamos de levantarnos de la mesa en silencio. Hubo un circulo de miradas durante unos segundos hasta que Trevor hizo un gesto indicando que lo siguiéramos. Aunque no llegamos a dar más de dos pasos porque dos voces nos detuvieron.

-¿A dónde creéis que vais?-Cuestionó la voz de Camille haciéndome voltear.

Hubo silencio después de eso. Las dos chicas más curiosas de lo que nunca me hubiera imaginado se cruzaron de brazos casi al unísono.

-No iréis a ningún sitio sin nosotras.-Continuó Claire más segura que nunca.

Volvió haber un intercambió de miradas hasta que Cameron cedió y aceptó que vinieran. Las dos compartieron sonrisas victoriosas y por fin todos abandonamos la cafetería.
Caminábamos por los pasillos en silencio.
Sinceramente, no le estaba dando tantas vueltas al tema en el que estábamos ahora. No me preocupaba por él. Trevor me parecía de confianza, y si de verdad se había enterado de que salíamos por las noches para ir a las ruinas, yo misma lo aceptaría con los brazos abiertos a ser nuestro cómplice. Quizás estaba siendo muy precipitaba, pero yo era una persona que se mueve por los impulsos.
Al contrario del chico a mi lado. Hayes tenía la mandíbula notablemente al igual que sus puños que descargaban tensión constantemente. Su mirada al frente era tan fría y seria que fácilmente se podía decir que estaba enfadado. Y que Trevor no le caía bien. ¡Malditos chicos y sus manías de montarle la guerra a cualquiera!
Seamos sinceros; las mujeres somos iguales.

-Esto no será una broma de mal rollo...esto...¿Trevor?-Preguntó Carter entre el enfado y la confusión.

-No hombre.-Contestó él con una de sus sonrisas de un millón de dólares.-Y sí, es Trevor.

Él le tendió la mano a Carter. El asiático dudó durante segundos pero al final recibió el apretón.

-Carter Reynolds.

Nash arrastró la puerta que llevaba al exterior y seguimos caminando, esta vez por el campus.
Volví a mirar a Hayes por el rabillo de mi ojo. Le toqué el brazo repetidas veces al ver que no reaccionaba. Aquello tampoco funcionó, por lo que acerqué mi dedo metiche esta vez a su barbilla.
Antes de que la yema hiciera contacto con su mejilla, me miró de reojo y en rápido movimiento giró el rostro para morder la punta de mi dedo. Ay puto. Sus labios se curvaron en una sonrisa pícara mientras yo sacudía mi mano para evadir el dolor. Le lancé una mirada asesina y le pegué un puñetazo algo tosco en el hombro.

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