Capítulo 14: Hola Trevor-Sensual Adams.
-Oye, ¿y Hayes?-Me pregunta Claire sentada a mi lado.
La miro con inquietud cuando el flashback vuelve a mi mente: Hayes. Dormido. No se despierta. Yo. Cubo de agua helada. Idea malvada. Hayes empapado. Hayes despierto. Yo divertida. Hayes enfadado. Yo riendo. Hayes enfermo.
Sí, creo que quedó bastante claro.-Ayer cogió algo de fiebre y su madre no le dejo venir.-Expliqué saltándome todo lo que provocó aquello.
Hay que admitir que fue una broma buenísima.
-Ay, pobrecito.-Sonríe con tristeza ¿De verdad que está compadecida de ese idiota?
Los tres tonos del altavoz del internado retumbaron por todo el edificio. Seguido de eso, la voz de una mujer dijo: Por favor, el alumno Hamilton Grier que se presente en secretaría. Gracias.
Fruncí el ceño con lentitud ¿Que has echo ahora, Nash?Claire me miró algo preocupada.-¿Ese no es el hermano de Hayes?
Asentí.
Los tres tonos volvieron a sonar y esta vez la voz anunció: Por favor, la alumna Skylar O'Neil que se presente en secretaría. Gracias.
Espera, ¿Qué?
La rubia me miró esta vez aún más preocupada y con los ojos muy abiertos.-¿Que has echo?-Susurró con un tono algo histérico.
-No sé.-Contesté de la misma manera.
Al levantarme la silla chirrió, llamando la atención de mis insoportables compañeros. Todos me miraban atentos a cada paso que daba para llegar a la puerta. Le hice una seña al profesor y salí de la clase. Al cerrar la puerta tras de mí, solté un suspiro. Miré el pasillo vacío y decidí caminar lo más paciente posible hasta la secretaría, mientras meditaba a conciencia que demonios abría echo.
A ver, no había pegado ni insultado a nadie, no había tenido ningún comportamiento inapropiado en clase, lo cual me dejaba una sola opción: ¿Habrán descubierto que salíamos a escondidas por las noches? Porque no encontraba otra razón para que nos citaran a Nash y a mí en la secretaría.
Unos pasos llegaron a mí desde las escaleras que se encontraban a mi costado. Un cuerpo que se me hacía familiar se acercó a mí.-¿Carter?
-¿Que mierdas has echo?-Preguntó con algo de brusquedad adelantando nuestro paso.
-Em, ¿hola?-Lo miré con sarcasmos.-Querido, si lo supiera esta conversación no existiría.-Aclaré con el mismo tono.-Aparte, ¿tú qué haces aquí?
-No sé, oí que Nash y tú ibais para secretaría y me dije a mi mismo: Oye Cartah ¿Porque no vas a ver que han echo estos pingajos? Por cierto, eres sexy.-Rodé los ojos por lo último.
-Dios, ¿Porque todos mis amigos son unos creídos?-Dije con falsa desesperación.
-Porque somos sexis, y es la verdad.-Contestó encogiéndose de hombros.
Carter y yo llegamos a la secretaría y la mujer detrás del mostrador nos miró a través de sus gafas antiguas.
-Señorito Reynolds, ¿usted qué hace aquí?-Preguntó ella entre la dulzura y la seriedad.
-Vine ha acompañarla.-Me señaló con inocencia.
Ella suspiró con diversión y le hizo un gesto en dirección al pasillo por el que vinimos.
-Vuelva a su clase.
-Adiós, Chica Bacon.-Me revolvió el pelo y yo le pasé la mano por el hombro.
-Señorita O'Neil, tome asiento.-Me indicó con amabilidad la secretaria.
Me giré a los asientos para encontrarme con un chico castaño, del cual no había notado su presencia. Sólo habían tres sillas, él estaba en un extremo de ellas, por lo cual yo me coloqué en el otro. Lo miré de reojo; estaba jugando con su móvil. Yo saqué el mío de la cinturilla de mis pantalones junto con los cascos y conecté la música. Shake It Off de Taylor Swift se oía a todo volumen por mis auriculares, llamando la atención del chico.
Al su cabeza inclinarse un poco para verme, comprobé que era una idiota por no darme cuenta de tal belleza.
Su pelo castaño se levantaba un poco, su piel bronceada brillaba con el pequeño destello de sol que entraba por las ventanas, sus labios estaban entre abierto en un amago de sonrisa y sus increíbles ojos verdes me observaban con curiosidad y diversión.
Dios mío, ¿Dónde has estado toda mi vida?
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FanfictionGabriella estaba de vuelta en su país, pero no precisamente en su estado natal ni en su casa. Ahora vivía en un internado en las entrañas de un bosque en Carolina del Norte. Su vida allí nunca se torna monótona, ya que desde un principio convive con...