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Capítulo 32: Probadores.

—Debes ir en vestido.—Atajaron todas a la vez, mirándome con sonrisa socarronas.

—Pero...—Intenté excusarme, pero me volvieron a interrumpir, esta vez mi abuela.

—Te ves muy guapa en vestido, y se acabó.—El resto asintieron.

Esto daba un poco de miedo.
Resulta que estábamos todas sentadas en la cama de mi abuela. Y cuando decía todas me refería a mi abuela, mi tía Anna, Rachel, Camille y mis amigas de Miami, que se resumían a Roxana, otra Rachel, Lía y Alice. Y todas me estaban obligando a llevar vestido al baile de invierno ¡Y tacones! No sé si no se acuerdan, pero soy torpe hasta caminando descalza. Todavía quedaban dos semanas para ese estúpido baile, pero siempre nos gustaba tener todo preparado con tiempo.

—Está bien.—Suspiré rindiéndome. Ya las oía cantar victoria cuando sonreí malévola.—Con una condición.

—Habla.—Espetó Camille sabiendo que no iba a decir nada bueno.

—Podré escoger vuestro atuendo junto a peinado y maquillaje.—Me crucé de brazos, ya con la sonrisa victoriosa preparada.

Camille se quedó callada, pensativa. Rachel por otro lado accedió al instante.

—Trato echo.—Sentenció mi mejor amiga. Las dos miramos a Camille, que tenía cara de odio.—Venga Mille, ella sabe lo que hace.

Camille estuvo mirando de mi a Rachel por unos largos segundos. Después bufó y me tendió su mano para que la estrechara, cerrando nuestro trato.

—Ha sido un placer hacer negocios contigo.—Murmuré con burla, consiguiendo una mirada fulminante de su parte.

Mi abuela dio dos palmadas a siéndonos saltar a todas y mi tía Anna se paró a su lado. Nos indicaron que debíamos hacer cosas y que más vale que nos fuéramos corriendo a las tiendas, ya que buscar un buen vestido saldría caro. Arriba estaban todos los chicos y la ahora teñida Claire. El pelo se le estaba poniendo como una zanahoria, pero lo peor era que le quedaba bien. Avisamos a todos que en quince minutos saldríamos de caza por los mejores centros comerciales de la ciudad. Los chicos protestaron, pero aunque fuéramos minoría, en nuestro grupo éramos las chicas quienes llevábamos el mando. Nash se había traído la camioneta, porque si no, no cabríamos todos. El padre de Rachel le había confía su coche a Shawn, esperando que el novio de su hija tuviera el más sumo cuidado con su preciosidad. Y no se refería a Rachel.
La parejita se llevó a Roxana y la otra Rachel. Mis otras dos amiga no nos pudieron acompañar, pero estas eran demasiado cotillas.
Yo por mi lado soporté a Nash y Camille peleando durante todo el camino, y a Cameron a su lado intentando armar paz. Carter y Danny hacían batallitas y Hayes parecía ser el árbitro de la pelea. En el fondo estábamos Claire, Trevor y yo, en silencio. Trevor que estaba en el centro intentaba entablar conversación conmigo, pero yo estaba bastante pensativa pensando en el código, agarrando la llave que colgaba de mi cuello con mis dedos.
Era realmente bonita. No parecía algo que hubiera diseñado el bastardo de Thompson. Era tan refinada y seguramente me pagarían mucho dinero en una casa de empeños por ella. Pero acalla llave debía abrir algo, algo sumamente importante.

—Hemos llegado.—Anunció Trevor ya fuera de la camioneta, extendiendo su mano hacia mí para ayudarme a bajar. La tomé y por un momento pensé que Trevor era naturalmente caballeroso, al contrario de Hayes, que era un torpe.—¿Estás bien? Te ves un poco...distraída.

—Ah, es por el código, da demasiadas vueltas en la cabeza.—Respondí formando una sonrisa en mi cara.

«Y Hayes también da demasiado vueltas en mi cabeza» susurró la voz de mi conciencia al fondo de mi cabeza.

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