Capítulo 14

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Capítulo 14

H: mi vida... Me sorprendió mucho que me citaras aquí...

Él la besó profundamente en la boca. Victoria lo rodeó con sus brazos y pronunció su nombre entre besos. Recordando el motivo por el que lo había llamado.

V: tenemos que hablar... (Separándose de él muy a su pesar)

H: vamos al departamento...

V: no. (Sabiendo lo que pasaría si iban a ese lugar) Siéntate por favor... Se trata de algo importante...

H: caramba... (Esperando a que ella se sentara primero) Me asustas con tanto hermetismo...

V: No podemos seguir con esto...

H: ¿Con esto qué?

V: nuestra relación... Tiene que acabar...

H: (Riendo producto de la impresión) Como chiste está muy malo, mi amor...

V: estoy hablando en serio...

H: No. (Poniéndose en pie y acercándose a ella) No lo acepto.

V: por favor, entiéndelo...

H: ¿Qué quieres que entienda, Victoria?? (Desatando el nudo de la corbata)

V: son muchos problemas los que tengo...

H: ¡A mí eso no me importa! Yo te amo y tú me amas. Punto.

V: resulta que eso no es suficiente...

H: cuando el amor es genuino sí es suficiente...

V: no todo es tan fácil... No tienes una hija que acabas de encontrar y que te odia con todo su corazón. ¡Tu hija no está atada a una silla de ruedas, tu hijo no está unido a una mujer que no ama!

H: ¿Intentas decirme que no te comprendo?? ¡Pues no sé lo que te he demostrado todo este tiempo que llevamos juntos!

V: ¿no te das cuenta?? Es como si todo y todos estuvieran en nuestra contra...

H: y para ti es más fácil dejarte llevar por la corriente que nadar contra ella, ¿no es así?

V: Necesito tiempo...

H: ¿tiempo para qué?? Necesitaste 2 meses para descubrir que me amabas, ¿ahora qué sigue?? 20 veces te pedí que nos casáramos y las 20 me dijiste que no... ¿Qué más tiempo quieres??

La escena era muy desoladora, Victoria lloraba, siendo consumida por la angustia, la tristeza y el dolor, mientras que a Heriberto el coraje y la exaltación no podían disimular que también le dolía la situación.

V: ya te lo dije... Si nuestros hijos no son felices, tampoco nosotros podremos serlo...

H: entonces es por ellos...

V: ¡Es por todo! ¡Tanta presión me está ahogando! Por favor, vete y no vuelvas a buscarme... (A punto de desarmarse cuando vio que unas lagrimas caían por la mejilla del hombre que amaba)

H: Victoria, no me hagas esto... No nos hagas esto...

V: por favor Heriberto... (Alejándose lo más que pudo de él)

H: ¿Dónde dejas los momentos felices que vivimos??

V: atesorados en mi corazón...

H: ¿Y ya? ¿Te conformarás con recuerdos? (Volviendo a acercársele)

V: no hagas esto más difícil...

H: Victoria, tú eres mía... (Aprisionándola en sus brazos, luchando con ella) Tan mía que eres parte de mi piel... Tu corazón, tu mente, tu cuerpo y tu alma me pertenecen... Y no voy a dejarte.

Alguien Como TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora