Capítulo 50

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Capítulo 50

Max: Suéltame Heriberto. (Zafándose del brazo mientras iba con él camino al consultorio) Nos mentiste. ¿Cómo fuiste capaz?? Mi madre tiene cáncer y tú restándole importancia como si se tratara de una gripa.

H: Siéntate y escúchame.

Max: ¿y qué me vas a decir?? ¿Qué no es grave??

H: Voy a decirte la verdad... Todo el parte médico... Pero lo que en realidad nos incumbe a ambos es que Victoria no quiere que nadie lo sepa. Menos sus hijos...

Max: ¿Qué?

H: Puedo decirte que eso le preocupa más que la misma enfermedad... Entonces yo te pido por favor. Que primero no le des a notar a tu madre que ya sabes la verdad... Y segundo, que no digas ni una palabra de esto a los demás...


2 Días después...

MANSION RIOS BERNAL

*Habitación Matrimonial*

V: qué bueno es estar en casa...

H: ¿Verdad que sí...? (Acomodándole las almohadas contra el espaldar)

V: no voy a estar todo el día en la cama, eh...

H: solo por hoy... Mañana puedes empezar a hacer una vida normal... Siempre y cuando te sientas bien...

V: ya me siento bastante mejor...

H: ¿Si...? (En un susurro mientras le besaba los dedos)

V: te lo digo en serio... (Sintiendo su fragancia cuando se acercó a darle un beso en la frente y luego otro en el cuello)

H: Dime qué quieres... ¿Comer...? ¿Revistas? ¿Un libro...? ¿Papel y lápiz? ¿Tus bocetos...?

V: Quiero ver a Santi y a Sofy... (Acariciándole una mejilla)

H: voy por ellos... (Antes de inclinar la cabeza y cubrirle los labios con un beso)

V: Gracias...

H: No van a saltar en la cama y cuidado con golpear a mamá, está enfermita, ¿Recuerdan? (Entrando detrás de los 2 pequeños, inmaculadamente vestidos y peinados. La niña por Natalia y el niño por Nicolás)

V: mis amores... Vengan aquí... (Extendiendo los brazos para que se subieran a la cama)

Y esa era la mejor señal para unos niños menores de 2 años, que no sabían lo que estaba pasando, simplemente saltaron a la cama directo a abrazar a la mamá que tanto extrañaron esos últimos días.

H: Santiago. Sofía. (Llamándolos al orden porque evidentemente peleaban por la atención de Victoria y en el intento estaban haciendo movimientos bruscos, especialmente el niño)

V: déjalos, mi vida... Por favor... (En algo que parecía un susurro)

H: quítense los zapatos al menos... (Riendo cuando eso si entendieron los pequeños y obedecieron al instante)

Heriberto se sentó junto a Victoria, por unos segundos ella se giró a mirarlo y pensó que su vida en sí podía no valer mucho, pero sus hijos y el amor que había crecido entre ellos 2 como pareja, sí lo valían todo. Cirugías, quimioterapias, dolor, aún una mastectomía...

H: ¿Hmm...? (Besándole la sien y rodeándola con sus brazos, con delicadeza pero cálidamente)

Los siguientes en llegar fueron Natalia y Nicolás. Los hijos de Heriberto, pero que en poco tiempo ya querían a Victoria como la mamá que les faltó desde temprana edad.

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