Capítulo 86

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Capítulo 86

V: tu palabra, mi vida... (Nuevamente recostada junto a él)

H: Un beso... (Haciendo la mímica con el dedo índice de la mano derecha)

Pero Victoria notó que él la estaba mirando con un deseo tan intenso, que podía pasar por un descarado. Así que estaba en la indecisión de alejarse de ahí o sencillamente besarlo y arrojarse a sus brazos.

V: mi amor...

H: necesito besarte, Victoria... (Alargando la mano, pasándosela por el cuello y haciendo nula la poca distancia entre ellos)

Fue directo a la boca femenina, cubierta con un carmín favorecedor, que se redujo a nada cuando sus labios entraron en contacto... La asaltó de una forma tan voraz e imparable que Victoria empezaba a excitarse... Entonces ella le rodeó el cuello con los 2 brazos y acomodó la cabeza como él quiso, recibiendo toda la fuerza y pasión del beso...

La gran mano de Heriberto le abrió la chaqueta y casi le arrancó los botones de la blusa, pues sin saber cómo se la desabrochó...

Sus dedos le recorrieron el vientre, la cintura, la cadera...

V: mi amor... (En un gemido, pegada a su boca)

H: Shhh... (Besándola, lamiéndola y mordisqueándola por la mandíbula y el cuello)

Cada roce de sus labios le estaba provocando una fuerte convulsión por todo el cuerpo a Victoria...

Se inclinó para besarla en el espacio entre los pechos... Se acercó más y frotó sus labios en uno de los senos por encima de la tela del sujetador, torturándolos y lamiéndolos, encerrándolos en su boca por varios segundos...

Él ya estaba listo para desabrocharle el sujetador... Y de pronto la puerta se abrió sin previo aviso. Asustando a la parejita de enamorados...

Pao: perdón... (Totalmente en shock por la escena que acababa de presencia) Toqué pero nadie respondió...

Escondida contra el pecho de Heriberto, fue que Victoria pudo abotonarse la blusa y recobrar un poco la postura...

H: No escuchamos... (Queriendo ayudar a Victoria, pero ella no lo dejó)

Y Victoria pudo bajarse de la cama, de hecho era lo más lógico, pero no. Se quedó sentada junto a su marido.

V: ¿Y qué se te ofrecía??

Pao: ver que todo va bien...

V: ya lo ves. Mi marido está día a día mejor...

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H: Victoria, no debiste hablarle así. Prácticamente la echaste.

V: Es una atrevida. Se metió a tu cuarto sin tocar. (Sacando su pijama de la maleta)

H: tocó y no la escuchamos que es diferente...

V: esa doctora está colmando mi paciencia, Ríos Bernal. Es lo único que puedo decirte. Y ni creas que dormiré contigo esta noche. (Desapareciéndose en el baño)

H: Si mi amor... Eso es lo que tú crees...


Al día siguiente, Victoria por poco se muere de la vergüenza cuando se despertó y vio que la enfermera del primer turno acababa de entrar. Y ella recostada en el pecho de su marido...

Enf: perdón señora... Regreso al rato...

V: no... (Levantándose entre apresurada y con sigilo para no incomodar a Heriberto) No se preocupe...

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