Alguien Como Tú

Capítulo 90

Capítulo 90

H: ¿Paola?? ¿Qué haces aquí...? (Abotonándose la camisa en tiempo récord, eso sí, sin metérsela dentro del pantalón)

Pao: vine a mi consultorio por algo... Pasé por aquí y escuché voces... (Algo incómoda por el suceso que acaba de presenciar, era evidente lo que había pasado ahí) Creí que habían entrado...

V: ¿Ladrones??

Pao: no lo sé... Lo pensé simplemente... Los dejo... Y disculpen por entrar de esa manera...

V: y la próxima vez toca la puerta... (En un murmullo que sólo escuchó Heriberto)

H: Victoria... Por favor...

V: bueno, ¿Tú no aprendes que debes ponerle el cerrojo a las puertas??

H: ¿Qué iba a saber yo que alguien iba a entrar?? Mucho menos ella. Es domingo, mi amor...

V: ¿Y si entraba 5 minutos antes?? Dios mío, no quiero ni imaginármelo...

>>>>>>>>>>>>>>>>>> FLASHBACK <<<<<<<<<<<<<<<<

Unos minutos atrás...

Recostados en el sofá... Pecho contra pecho... Corazón contra corazón... Ya bastante relajados...

Los brazos de Victoria los cruzó sobre el torso de su marido, mientras él le acariciaba la espalda y los costados... Mirándose fijamente a los ojos... Envueltos en un ambiente de romanticismo...

H: ¿Qué pasó...? (Sonriendo pues Victoria escondió la cara en su rostro)

V: jamás me imaginé estar aquí... Así...

H: ¿Y por qué no, mmm...? (Moviendo la cabeza para besarle la sien)

V: No sé... (Volviendo a la posición anterior) Tenemos nuestra recámara... El departamento... Tienes inversiones en cadenas de hoteles... Y resulta que escogimos tu consultorio...

H: bueno... (Llevando su dedo índice hacia los labios de Victoria)

V: ¿Qué hora es?? (Acordándose del mundo exterior cuando vio el reloj en la muñeca de Heriberto) Mi amor, tenemos que irnos ya... (Apoyando las manos en el pecho masculino para levantarse)

H: no mi vida... Todavía no...

V: nuestros hijos nos están esperando, Ríos Bernal... (Alcanzando su ropa y tirándole la de él) Ándale... (Empezando a vestirse)

>>>>>>>>>>>>>>> Fin FLASHBACK <<<<<<<<<<<<<<<

H: pero, ¿Qué iba a ver, mi amor?? Nada del otro mundo...

V: pero ¿Tú no tienes pudor, o qué??

H: tu sabes que lo tengo, mi vida... (Terminando de meterse la camisa dentro del pantalón y ajustándose el cinturón perfectamente para bajarle la blusa a Victoria para descubrirle la marca sobre el límite de la copa del sujetador) Volví a hacerlo...

V: no importa, mi amor... Me gustó... (Besándole levemente los labios) Además... Cuando estés frente al espejo, revísate aquí... (Tocándole el tendón que unía el cuello y el hombro sobre la camisa)

H: Victoria... (Con una sonrisa, sacando del ojal los 3 primeros botones para abrirse la camisa del lado izquierdo y comprobarlo en ese mismo instante)