Capítulo 58

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Capítulo 58

V: mi amor...

H: qué mi amor ni qué nada, Victoria. ¿Cómo me puedes llamar así cuando estás leyendo las confesiones amorosas de otro hombre??

V: espera un momento. La culpa no es mía...

H: no, claro que no... ¿Quién la está leyendo sino tú??

V: ¿Es esto lo que quieres que haga...? (Rompiendo el papel en cientos de pedacitos)

H: (Viendo los pedacitos de papel cayendo al piso)

V: tú recriminas mis celos, ¿Qué te pasa ahora??

H: también tengo derecho.

V: Heriberto, es una simple carta...

H: ¿Qué te decía??

V: no sé, porque empezaba a leerla cuando llegaste... Si se hubiera tratado de una carta de Marcela bien que la habrías leído.

H: ¡No hay punto de comparación!

V: viene a ser casi lo mismo, porque ambos están en nuestro pasado.

H: y ahí deben mantenerse. Yo no sé porque tu ex se empeña en aparecer en nuestras vidas.

V: por favor, está en la cárcel.

H: ¿para qué te manda cartitas?? ¿Acaso no sabe de ti por Max o Fer?

V: no lo sé, no lo sé... Simplemente sé que está discusión es absurda, ya que tú eres mi amor... (Viéndolo que no cedía)

Varios minutos de silencio incómodo...

H: Victoria, no me mires así... (Caminando hacia ella con los brazos abiertos)

V: ¿Por qué no, eh...? (Abrazada a él)

H: porque me haces sentir como un ogro... (Besándole la mejilla mientras la tenía contra su pecho)

V: cuando te enojas das miedo...

H: no, nada de eso... (Inclinándose a darle un beso en los labios) Venía por ti para que salgamos a cenar, ¿Te apetece?

V: si, pero los niños...

H: vamos a acostarlos... Uno cada uno...

En los últimos días, los horarios de Heriberto seguían trastornados, nadie sabía a qué hora llegaría a casa... Por eso sorprendió a Victoria en el baño, frente al espejo... Como cualquier mujer lo habría hecho, revisándose la cicatriz de las cirugías...

V: Heriberto... (Alcanzando la blusa que dejó a un lado)

H: ¿Por qué te cubres de mí...? (Cerrando la puerta y adentrándose en el cuarto)

V: la respuesta es obvia...

H: si fuera obvia no te preguntara... (Quitándole la prenda con la que se cubría y mirándola a los ojos a través del espejo)

V: entiéndeme... Intento olvidarlo, pero... (Sintiendo 2 manos fuertes sobre sus hombros y luego en sus brazos)

H: lo olvidas por un día, una noche... Pero al siguiente vuelves con lo mismo... (Mirando lo que a Victoria tanto le avergonzaba aún por el reflejo del espejo) A mi no me afecta, mi vida...

V: pero a mí sí. (Con un pudor que no había conocido con Heriberto, se dio media vuelta mientras se volvía a tapar)

H: Entonces no te atormentes... (Posando sus palmas en la espalda desnuda) No te veas... Pero yo si quiero verte... Eso no me lo puedes negar...

Alguien Como TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora