Capítulo 2

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Al acabar el concierto, nos condujeron al backstage. Los que habíamos pagado por conocer a los miembros de Labor éramos una docena de personas. Algunos llevaban álbumes y posters para ser firmados.

Nos dejaron en una sala con photocall y los integrantes de la banda hicieron acto de presencia al cabo de pocos minutos. Me impactó bastante verlos de cerca. Eran todos muy altos. Se habían aseado y cambiado de ropa, pero el estilo roquero les precedía.

El batería fue el primero en romper el hielo. Destacaba por poseer unos expresivos ojos azules y por su pelo corto y negro. Plantó su imponente figura en medio de la sala y comenzó a saludar a todos los presentes. Era bastante introvertido y deslenguado. Su buen humor se esparció entre los fans y se dejaron las formalidades de lado. Los demás imitaron su actitud amigable y aceptaron regalos, se sacaron fotos con los presentes y firmaron autógrafos.

Marina se puso extremadamente roja cuando los miembros posaron a su lado para inmortalizar el momento.

—Sonríe un poco — se burló Carla en español, sujetando una cámara instantánea entre las manos.

—Dispara de una vez— ladró la aludida entre dientes y tensa como un palo.

El que se llamaba Marc, le pasó el brazo por encima de los hombros, agachándose y colocando su cabeza a la misma altura que la de ella. Resultaba bastante gracioso ver el contraste entre ambos. Marina parecía una pulguita a su lado.

Carla y yo también nos sacamos una foto con ellos. Ya que estaba, habría querido que me firmaran la instantánea, pero los demás fans reclamaron su atención y se fueron antes de que pudiera pedirles un autógrafo.

—Son geniales— emitió Marina mientras los seguía con una mirada soñadora.

Mi móvil soltó un zumbido y vi un nuevo mensaje en mi bandeja de entrada. Me estremecí al ver que se trataba de mi madre. Me pasaba cada vez que veía su número en pantalla. Quería saber si había llegado a Londres.

Cuando alcé la mirada, vi que me había quedado sola. Carla y Marina estaban hablando animadamente con un grupo que se había formado en el centro de la estancia.

Aprovechando el momento, me apoyé contra la pared, medio escondida tras una columna, y me dispuse a contestar el mensaje.

—¿Puedo sacarme una foto contigo? — escuché justo cuando acababa de darle al botón de enviar.

Levanté la cara y topé con unos hipnóticos ojos verdes. Benjamin Hardwicke no era el más alto de Labor, pero con su metro ochenta me sacaba cabeza y media.

Miré a mi alrededor. Los demás seguían hablando entre ellos. Sin duda, se estaba dirigiendo a mí. Al enfrentarlo de nuevo, sus pupilas me recibieron con curiosidad y alzó las cejas para remarcar la pregunta que acababa de formular.

—¿Normalmente no son los demás quienes te piden fotos a ti?

Frunció el entrecejo antes de dibujar una sonrisa arrebatadora con los labios.

—Sí— contestó divertido—. Nuestra manager nos ha dicho que intentemos interactuar más con nuestros fans. Estoy haciendo una recopilación de fotos del meet and greet— explicó sin dejar de mirarme, rascándose el puente de la nariz—. ¿Puedo?

Asentí y sacó su móvil, rodeándome con un brazo justo después. Me estremecí ante el contacto de su cuerpo. La barba tenue de su mandíbula rozó mi frente mientras me atraía hacia su pecho y nos sacaba un selfie. Sin apartarse apenas de mí, miró la galería de fotos. Seguidamente, me contempló con una mezcla de desaprobación y diversión.

Efecto Hardwicke [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora