Capítulo 27

11.8K 828 84
                                    

Hoy publico tres capítulos (casi) seguidos. 2/3 de la maratón.

Día veintitrés llegó y el nuevo álbum de Labor salió a la venta, encabezando las listas de ventas y reproducciones en streaming en pocas horas.

El videoclip de Timeline fue lanzado el mismo día. Me morí de la vergüenza cuando vi que Marina lo había compartido en su perfil de Twitter, etiquetándome en la publicación. Por suerte, no la seguía mucha gente y mi número de seguidores en esa plataforma seguía siendo bastante reducido. Por el contrario, el número en Instagram se había disparado notablemente y, desde que Ben había subido nuestra foto, había alcanzado más de cincuenta mil seguidores.

Las entrevistas y presentaciones no habían cesado durante los días anteriores. Por suerte, los había pasado con Abby. Nos habíamos dedicado a montar el árbol de Navidad tanto en su casa como en la de Ben. Había sido divertido. Agradecía enormemente que me hubiera hecho compañía. Sin duda, se había convertido en una buena amiga. Sin embargo, el día del lanzamiento ella trabajaba y me había quedado sola en casa.

Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, pero no lograba concentrarme. Me apetecía pasear un rato y despejarme. No había pisado la calle desde que habíamos regresado de Los Ángeles, hacía ya dos días. Además, quedaba poco para Navidad y seguía sin tener ningún regalo.

Los paparazis no parecían reconocerme a no ser que estuviera acompañada por los miembros de Labor o por Abby, por lo que decidí salir a dar una vuelta por la ciudad. No quería llamar demasiado la atención, así que me vestí con unos jeans, unas botas, un abrigo negro, me puse unas gafas de sol y un gorro de invierno oscuro.

Me dirigí a Oxford Street en metro. Era sin la mejor opción para realizar mis compras navideñas. No tardé más de veinte minutos en llegar, entusiasmada ante el hecho de que nadie me hubiera reconocido durante el trayecto.

Me perdí entre la muchedumbre y visité algunas tiendas. A pesar de ser sólo las cinco de la tarde, ya comenzaba a oscurecer y las luces de Navidad iluminaban la ciudad. Me saqué un selfie junto a un hombre disfrazado de papá Noel y lo envié por el grupo de WhatsApp que compartía con mis amigas.

También le envié la foto a Ben. Apenas lo había visto durante los últimos días, pero había dormido en su cama cada noche desde que habíamos regresado de Los Ángeles. Podíamos hablar de cualquier cosa hasta quedarnos dormidos.

Entré en un par de tiendas y conseguí encontrar regalos para mis padres, Marina y Carla. Decidí visitar Harrods. Mientras me paseaba por la sección de bisutería, vi un anillo que me llamó la atención. Tenía forma de rosa y era plateado. No pude evitar pensar en Ben nada más verlo, lo imaginé adornando alguno de sus dedos.

Sentí los nervios aglomerándose en mi estómago mientras sospesaba la idea sobre si debía o no debía comprárselo. Recordé la forma en la que su cuerpo se amoldaba al mío. Me mordí el labio inferior y me dispuse a pedirle al dependiente que me lo envolviera  para regalo.

Seguí recorriendo el centro comercial durante un buen rato. El tiempo se me pasó volando entre esas cuatro paredes. Dos adolescentes se acercaron a mí mientas curioseaba en la sección de tés con el entusiasmo gravado en sus facciones. Sonreí con nerviosismo al ver que me habían reconocido.

—¿Podemos sacarnos una foto contigo? — preguntó una de ellas, apretando su móvil contra su pecho, claramente emocionada.

—Claro.

Se colocaron a mi lado y nos sacamos un selfie. Tras aquello me despedí y decidí salir de la tienda antes de qué me viera alguien más.

Efecto Hardwicke [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora