Efecto Hardwicke [2]

Capítulo 32

Actualización doble (1/2).

—¿Quiere ser tu amigo? — inquirió la cantarina voz de Marina.

Estábamos las dos tiradas en el sofá de casa, con los restos de la comida del mediodía esparcidos sobre la mesa de centro. Yo seguía con el pijama puesto y con restos de maquillaje en los ojos. Había dormida hasta las dos de la tarde, pero seguía teniendo la sensación de que la cabeza me iba a estallar en cualquier momento.

—Se disculpó por el trato que me dio la agencia, pero no dijo nada sobre la foto.

—No lo entiendo— masculló a mi lado, tomando un sorbo de su taza de té—. ¿Por qué te acribilló a mensajes? — Me encogí de hombros y me acurruqué bajo la manta, notando la preocupación en el tono de su voz—. ¿Estás bien?

Suspiré y cerré los ojos antes de contestar.

—Tras lo que dijo Abby, creí que tendría algo que decirme— confesé, bajando el tono de voz—. Estaba dispuesta a escucharle.

La presión se instauró en mi pecho mientras hablaba. La sensación, pero, no era tan dolorosa como hacía semanas.

Noté movimientos al otro lado del sofá y a los pocos segundos los brazos de Marina rodearon mi cintura y sus manos acariciaron mi pelo.

—Puede que sea mejor así— intervino al cabo de un rato, observándome con aflicción—. ¿Te apetece que llamemos a Carla?

Nos tiramos las próximas dos horas conectadas en Skype. Cuando colgamos, me quedé dormida en el sofá. Las resacas cada vez me sentaban peor.

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Al día siguiente ya me encontraba mucho mejor, por lo que me dediqué a prepararme para mi primer día de clase. Mañana comenzaba oficialmente mi último semestre como universitaria y estaba entre nerviosa, emocionada y melancólica.

Me acosté temprano esa noche. Estaba a punto de dormirme, cuando me llegó un nuevo mensaje.

12 de en. 23.45 - +44 710 589 225: Espero que mañana tengas un buen inicio de curso.

12 de en. 21.46 - Gala: Muchas gracias. ¿Quién eres?

La respuesta no tardó en llegar.

12 de en. 21.48 - +44 710 589 225: Ben

El corazón se me disparó y comenzó a latir fuertemente contra mi pecho. Guardé su contacto antes de contestar.

12 de en. 21.50 - Gala: Gracias, Ben.

No hubo respuesta tras ese mensaje, por lo que apagué la luz, silencié el móvil y me fui a dormir.

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La semana se me pasó volando. Me tranquilizó que nadie me hubiera reconocído ni por el campus, ni por la calle. Al parecer, el efecto Hardwicke ya se había evaporado de nuevo y ya nadie se acordaba de mí.

El viernes por la mañana, terminé las clases temprano. Abandoné el campus rápidamente y me dirigía la estación de tren. Tenía una entrevista de trabajo en una yogurtería que se encontraba a pocos minutos de casa.

Logré llegar diez minutos antes de la hora acordada. El establecimiento era muy luminoso, espacioso y de paredes y suelos blancos.

—Pasa, querida— dijo una mujer de mediana edad al otro lado del mostrador. Llevaba el pelo corto y unas gafas finas ocultaban parte de su rostro, pero no cubrían sus ojos azules—. Gala, ¿verdad?