ᑕᗩᑭITᑌᒪO 3: ᒪᗩ ᖇᗴᗩᒪIᗪᗩᗪ

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NARRA CELESTE GREY

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NARRA CELESTE GREY

Me quiero devolver.

Es lo único en lo que puedo pensar.

Esto no es lo que me imaginaba.

A través de la ventana del auto podía observar muchos vegetales sembrados, todo se veía bien, como cualquier otro pueblo, pero las cosas se empezaron a poner raras cuando el auto se detuvo en una especie de entrada al pueblo, el conductor nos dijo que nos bajáramos, que hasta ahí llegaba el, nos pareció extraño, pero igual lo hicimos, al pasar esa entrada nos dimos cuenta que esto no era normal, el aire que se respira en Nothing se siente pesado, diferente, nunca lo había sentido y ahora estoy aquí junto con mis amigos de toda la vida soportando un ambiente fuera de lugar.

—Esto es raro— Menciona Ellias y no puedo estar más de acuerdo con él.
Seguimos caminando y por fin nos encontramos con la plaza del pueblo, no hay casi nadie en las calles, pero esto no me sorprende, un pueblo alejado de la civilización es casi un pueblo fantasma.

—Okey, estamos aquí, vamos a buscar un hotel, residencia o un lugar para pasar la noche— Dice Leandro y asiento.

Empezamos a buscar algo, vemos una especie de supermercado y decidimos entrar.

¿Pero qué es esto?

Es lo primero que llega a mi cabeza. Solo veo pan integral y vino tinto en las estanterías.

¿Cómo es que vive la gente en este lugar?

Nos acercamos a la caja registradora y vemos a una mujer bastante seria y sin hacer nada, su comportamiento es extraño, parece automático. Su piel es pálida, tiene moretones bastante prominentes en sus brazos y cuello, su contextura es delgada, casi huesuda y su mirada es gélida, no expresa nada. Sus palmas tienen manchas de sangre acumulada, como cuando te aprietan muy fuerte durante bastante tiempo o tu aprietas algo con mucha fuerza.

—Buenas tardes— Saluda Leandro amable, pero la señora ni se inmuta.

—¿Que quieren? — Responde enojada.
Wow, pero que buena atención al cliente (nótese el sarcasmo)

—Queremos saber si hay algún hotel o residencia por aquí cerca.

—Si, a dos calles de aquí hay una residencia, se llama Miramar.

—Oh, muchas gracias.

—Si, como sea, si no van a comprar nada, váyanse.

Salimos del supermercado o tienda, o lo que sea, los tres nos miramos.

—¡Que servicio de mierda! — Menciona Ellias.

—Y que lo digas— Leandro y yo respondemos al unisonó y nos reímos.

—A buscar esa residencia— Dice Leandro y nos ponemos en marcha.

Efectivamente dos calles más adelante hay una residencia, pero se ve descuidada, como si no la usaran en años, entramos y es como si diéramos un giro de 180°; por dentro está totalmente iluminado, las paredes son marmoladas, las decoraciones son doradas, los muebles son de un rojo vibrante, se ven suaves y son de cuero, el ambiente es tan diferente de lo que se siente afuera, no se explicarlo, quizás nunca tenga las palabras para hacerlo, pero aquí adentro es diferente, prefiero estar aquí que haya afuera.

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