Había llegado el momento de seguir con su tradición.
Celeste y sus amigos iban a viajar a algún pueblo. Ninguno tenía claro de a donde iría, solo buscarían en la web pueblos poco civilizados (lo mismo que hacían todos los años) y escogerían uno al...
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NARRADOR OMNICIENTE
Mientras Celeste era encontrada por sus amigos, los dirigentes aparecían y al observar al traidor tirado en el suelo inconsciente dejaron salir una sonrisa malvada, aunque para ellos hubiera sido más divertido dejar que el miedo entrara en su cuerpo, querían perseguirlo por el bosque, ponerle trampas, dispararle, lanzarle cuchillazos, ellos querían que Daemon sintiera tanto miedo que se hiciera en sus pantalones, ahora que estaba inconsciente no podían hacer eso, pero de seguro se iban a divertir en la tortura.
Lo llevaron al cuartel del sur, aquel cuartel que estaba supuestamente escondido, en el cual no había ningún secreto, pero ellos creían que si los tenían, todo lo que creían que estaba protegido allí en realidad estaba siendo monitoreado por los del norte, estaba siendo monitoreado por el dueño de los juegos de la muerte, sus conocimientos sobre ellos eran tales que hasta sabía a qué horas cagaba cada uno, él era el amo y señor del pueblo, era la persona más leal del lugar, todo lo que le ordenaba su jefe lo hacía y desempeñaba su tarea con limpieza y elegancia, era sigiloso, era fuerte, a él nadie lo golpeaba, él golpeaba, su furia era peligrosa y nadie quería despertarla, contra él nadie se atrevía a pelear y solo había una cosa en todo el mundo por la que él lucharía hasta su último aliento, no importaba a quien tuviera que enfrentar, él cuidaba y protegía de aquella chica, aquella chica que había despertado a su corazón y lo había hecho latir por ella, aquella chica que él amaba con su ser, aquella chica que lo amaba de vuelta, esa joven por la que el haría explotar el mundo, aquella chica era su hija.
NARRA CELESTE GREY
Estoy sentada en el suelo y ni siquiera sé cómo llegue aquí, trato de traer cualquier memoria a mi cabeza, pero estas siguen bloqueadas, lo único que llega a mi mente es la niña de aquel nombre y después nada. Miro al cielo y lo noto oscuro, una bruma sombría se va mostrando en el suelo, va saliendo lentamente, mis pies sienten el frio conocido, pero mi cuerpo sigue sintiendo la temperatura relativamente caliente de Nothing, antes de siquiera notarlo mis dos brazos son agarrados bruscamente y llevados rápidamente por el suelo, mi cuerpo entero se tensa, pero la presencia me es familiar así que observó a cada lado de mi cuerpo y veo que son Ellias y Leandro los cuales me están cargando entre los dos y corren hacia la residencia, no pasa mucho antes de que lleguemos.
—¡¿Se puede saber que hacían afuera?! ¿SABEN SIQUIERA QUE HORA ES? — No tengo que mirar para saber quién nos está regañando, Ginger.
—Lo sabemos, por favor no los regañes a ellos, fui yo a la que se le paso el tiempo— Me adelanto.
—Oh, eso lo sé, que lindo que lo reconozcas, los tres a su apartamento y que no se les ocurra salir de ahí hasta mañana— Me recuerda a mi madre. Los tres asentimos y obedientemente subimos al apartamento.
—¿Se puede saber que hacías tan tarde allá afuera?
—¿Por qué no nos dijiste a dónde ibas? — Observo a mis dos amigos con algo de indiferencia que ni sé de dónde sale, estoy como apagada.
