ᑕᗩᑭITᑌᒪO 31: ᗩᒪᘜᑌIᗴᑎ ᗰᗩՏ ᗩ ᒪᗩ ᒪIՏTᗩ ᑎᗴᘜᖇᗩ

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NARRA ALESSANDRA WAGNER

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NARRA ALESSANDRA WAGNER

Celeste andaba dormida y estaba muy tranquila, pero yo por mi parte andaba inquieta, hacía ya demasiado tiempo que no visitaba a mi padre y pensaba que algo podría haberle pasado, era estúpido pensar así pues estábamos hablando del verdadero jefe y señor del pueblo, pero ¡Vamos! ¿Qué hija no se preocupaba por su padre estando en esa situación? No conocía aun a la primera.

Sin meditar mucho aprovecho que mi hermana estaba dormida y tomo el control de nuestro cuerpo, busco en mi cuarto unos somníferos en polvo y luego voy al cuarto de Ellias para que los inhalara y se quedara casi inconsciente por al menos 8 horas más, luego observo la hora, eran las 4:40 am, en ese momento Aradia ya empezaba a cerrar el pueblo otra vez y entonces no sería tan peligroso salir como lo sería a media noche, solo debía ser cautelosa y llevar un buen cuchillo y un arma, levanto una tabla del cuarto y escojo las armas que quiero llevar y luego salgo de la residencia en silencio y con tranquilidad.

Voy tarareando una canción hasta que escucho un ruido a mis espaldas, sigo caminando como si no lo hubiera escuchado y lentamente mi mano va a mi cintura y tomo dos shuriken sin dejar de caminar, pronto se hace obvio que alguien me está siguiendo, el problema aquí es que no sé quién me sigue, puede ser aliado o puede ser enemigo, decido arriesgarme un poco y medio voltear, el destello de un arma apuntada hacia mí me hace reaccionar y en menos de un segundo una de las estrellas esta clavada en su cuello y una cantidad asquerosa de sangre sale de la herida, me acerco a ver y compruebo con tranquilidad que es enemigo, tomo un pequeño recipiente y con un copito extraigo una muestra de sangre, la guardo y sigo caminando mientras toco mis manos para asegurarme de que la fina tela está allí, mis huellas no quedaron en la shuriken por lo que nadie podrá saber quién lo mato.

Cuando llego al cuartel observo al guardia quien al verme adopta una postura defensiva.

—Abre la puerta y déjame entrar.

—¿Por qué debería hacer eso?

—¿Acaso no sabes quién soy?

—En mi vida te he visto o siquiera escuchado algo sobre ti, por lo que debes ser del otro bando, así que vete o te arrestare y no te gustara lo que mi jefe haga contigo.

—No, tú me vas a dejar entrar o es a ti el que no te gustara lo que hagan contigo— El hombre se enojó, lo pude notar y antes de siguiera pensarlo me roció un calmante y casi al instante perdí el control de mi cuerpo, me hubiera caído al suelo de no ser porque el guardia que ahora se había ganado todo mi odio, me cargo y entro conmigo al cuartel, cuando note a donde me llevaba trate de moverme o hacer algo, pero nada salió de mi boca, los que estaban por ahí me observaban con sorpresa, pero no se acercaban, creían que el guardia estaba salvando mi vida, ugh. Entonces el hombre entra conmigo al cuarto de interrogaciones.

—Muy bien preciosa, estamos ahora en un lugar más privado, es mejor así, ¿no crees? —Se acercó a mí y me miro de una forma lasciva que me hizo querer vomitar, le devolví la mirada con todo el odio que pude reunir y él solo se rio. Una de sus manos se dirigió a mi trasero y me dio un apretón, las lágrimas se acumularon en mis ojos con ese movimiento. —Espera que le cuente de esto a mi jefe, se va a reír mucho.

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