ᑕᗩᑭITᑌᒪO 27: TᖇᗩᑎᑫᑌIᒪIᗪᗩᗪ

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NARRA DESCONOCIDO #1

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NARRA DESCONOCIDO #1

Las horas pasaban y yo...

Yo me sentía mal.

Silas se había desmayado por falta de nutrientes, se había saltado algunas comidas para terminar a tiempo las ordenes o los mandatos que yo le daba, por ende, no había tomado galázio en un buen tiempo y su cuerpo no había soportado el ambiente tan hostil de Nothing, no debí sobrecargarlo tanto.

Es de mis mejores aliados, ya ni siquiera lo considero un empleado, ahora es mi socio y yo solo le daba órdenes y mandatos que cumplir.

Que idiota he sido.

El diagnostico era bueno, aumentaros su dosis de galázio y él solo tenía que descansar, pero yo no me sentía físicamente capacitado para levantarme de aquella silla en la sala de espera del mini hospital que había en el cuartel, aquella silla en la que yo estaba sentado y de la que no quería pararme hasta que el mismo Silas me dijera que no había problemas, que me perdonaba por haberlo sobrecargado.

Joder, le tenía aprecio al ingrato.

NARRA CELESTE GREY

Los días pasaban y parecía que nadie vivía en la residencia, había mucho silencio, Ellias y yo casi ni hablábamos, yo por mi parte no tenía ganas de hacer nada, tenía la regla y lo último que quería hacer era pararme de la cama, aunque en un par de ocasiones que hacia mi comida también le dejaba algo a Ellias, quería hacer una especie de acuerdo de paz silencioso, que supiera que no importaba cuan estresado o angustiado se sintiera yo estaba aquí dispuesta para cuando él quisiera acercarse, había pensado que lo mejor era darle tiempo, Ellias necesitaba tiempo para aclarar su cabeza y ver cómo íbamos a seguir de ahora en adelante.

Una punzada de dolor que venía de lo más profundo de mi columna me saco de mis pensamientos y me doble, como odio esa maldita punzada, gracias a todo ser solo aparece cuando tengo la regla porque si no estaría muerta.

¿Qué horas son?

Ni idea.

Mira el reloj, boba.

Son las 2:42 de la tarde y yo no he almorzado, supongo que eso explica el sonido de mi estómago.

Con la pereza del mundo me quite las sabanas de encima y me levante para ir a la cocina, aunque antes de eso escuche que alguien llamaba la puerta y solo vivíamos dos personas en la residencia, por lo que solo podía ser Ellias.

—Adelante.

Mi corazón latió con fuerza a la espera de que Ellias entrara y cuando abrió la puerta lo vi, su cabello estaba más largo y lo tenía revuelto como si hubiera metido sus manos en el muchas veces, tenía bolsas debajo de los ojos y no me sorprendía, lo había estado escuchando caminar por la residencia a altas horas de la madrugada y luego observe sus ojos, estos estaban rojos y se me partió el corazón, sabía que él había estado muy dolido, pero ver a mi amigo demostrarlo me termino de aplastar contra el pavimento.

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