Había llegado el momento de seguir con su tradición.
Celeste y sus amigos iban a viajar a algún pueblo. Ninguno tenía claro de a donde iría, solo buscarían en la web pueblos poco civilizados (lo mismo que hacían todos los años) y escogerían uno al...
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NARRADOR OMNICIENTE
Less y su padre caminaban por el bosque tomados de la mano mientras un suave viento pasaba moviendo las hojas de los árboles, los cuartos secretos estaban escondidos de la vista humana común, pero para Less y su padre era fácil distinguirlos, incluso los hacían recordar anécdotas que habían pasado juntos, hasta que llegaron al lugar donde había sucedido todo, donde Less había sido restringida, donde había sido obligada a separarse de su padre, el día en que aquel vacío se había abierto y que ahora aquí, ella luchaba por cerrar.
Su padre mientras tanto trataba de alejar aquellos dolorosos recuerdos de su cabeza, aquel sentimiento tan destructivo que había surgido cuando su pequeña fue arrebatada de sus brazos, él se sabía el plan de memoria y había temido por ese momento desde que ella abrió sus ojos por primera vez, sabía que tendría que separarse de ella y verla vivir su vida hasta que la hora llegara y pudieran reunirse, lo que más deseaba era ahorrarle todo el dolor a su hija, pero eso habría traído consecuencias demasiado poderosas para los dos y él no estaba dispuesto a dejar que nadie le hiciera daño, no le importaba contra quien tuviera que pelear y el jefe sabia eso, por eso le había propuesto un trato, uno que muy a su pesar había aceptado, uno que había salvado a Lessie, pero lo había hecho sufrir durante demasiado tiempo en los pozos de aquel infierno, sin embargo en este momento, con su hija junto a él se daba cuenta de que todo había valido la pena, cada maldito segundo había valido la pena.
Less sabía que su padre había hecho un grandísimo sacrificio por ella, pero no conocía todos los detalles y no podía negar que eso la dejaba pensativa a veces, pero justo ahora, ella estaba segura de que no iba a desaprovechar ninguna milésima de segundo junto a su padre, quería admirarlo y quererlo como solo ella podía hacerlo. Nadie nunca podría comprender el grado de amor y confianza que se tenían, no había nada en el mundo que les importara aparte del otro, ambos sabían que harían lo que fuera para evitar que el otro sufriera y era por eso que aceptaban que ambos debían separarse cada cierto tiempo, les dolía, pero hasta que todo terminara no podrían darse a conocer, el anonimato era esencialmente importante
Un beso llego a su sien y unos fuertes y tatuados brazos rodearon su pequeño cuerpo, ella sabía que era su padre el que la abrazaba y se detuvo dándole un abrazo completo, cuando se separó los ojos de su padre brillaban con alegría, pero de pronto se oscurecieron, eso solo sucedía cuando el peligro la acechaba a ella, así que lentamente se dio la vuelta para encontrar a Daemon, los brazos de su padre se tensaron a su alrededor y la colocaron detrás de él, estaba dispuesto a protegerla y eliminar cualquier amenaza hacia ella.
-¿Qué haces aquí? - Escupió su padre con expresión gélida.
-Un poco de aquí y un poco de allá, ¿Por qué la pregunta? - Su tono era burlón, su cabeza se ladeaba en forma divertida, su único propósito era sacarlo de sus casillas y por ningún motivo le diría que estaba huyendo, pero había un problema, aquel hombre de tatuados brazos tenia ojos y oídos en todo el lugar.
