Había llegado el momento de seguir con su tradición.
Celeste y sus amigos iban a viajar a algún pueblo. Ninguno tenía claro de a donde iría, solo buscarían en la web pueblos poco civilizados (lo mismo que hacían todos los años) y escogerían uno al...
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NARRA ELLIAS DUNCAN
Celeste había llegado con la comida, eran unas galletas con mantequilla de maní y mermelada y un par de vasos de chocolate caliente, estábamos comiendo en silencio y lo más curioso es que independientemente de los anteriores sucesos el silencio no era tenso, o al menos yo no lo sentía tenso.
Poco después terminamos de comer y llego el problema ya que no sabía cómo empezar, había mil y un pensamientos en mi cabeza y no les encontraba orden, así que solo pude decir lo que más se acercaba a lo que sentía.
—Lo siento, en serio, estoy muy arrepentido por todo, siento que todo este enredo fue por mi culpa, en este momento solo deseo que me perdones y sin embargo si no lo haces yo lo entenderé— Ella me miraba confundida, pero yo sabía que mi boca había soltado la verdad más pura que existía en mí.
—¿Por qué, Ellias? ¿Por qué me pides perdón?
—Por todo, empezando por el hecho de que confundí nuestra amistad con el tema romántico cuando tu no me diste razones para pensar así— Sentí que ella se tensó un poco a la mención del tema. —Por haber reaccionado de esa forma al verte con Leandro, por haber guardado secretos contigo, por haber estado de acuerdo en venir a este pueblo, debí oponerme o algo, si lo hubiera hecho nada de esto habría pasado, por haber estado alejado de ti estos días, pudiste haberme necesitado y yo no estuve hay para ti, por... —Ella me interrumpió.
—Ey, para tu tren— Su voz era la más suave de las sedas y me dio paz. —Tranquilo, vamos por partes ¿okey? —Asentí y ella siguió. —Primero, es cierto que yo no te di razones para que pensaras de forma romántica, pero no puedo culparte por haberlo hecho, como bien dicen por ahí "en el corazón uno no manda" solo espero que entiendas que yo estoy muy feliz con la amistad tan bonita que tenemos y no quiero que eso cambie— No podía encontrar una mejor forma de haberlo dicho, estaba aliviado, a pesar de que prácticamente me había rechazado.
—No sabes cuanta paz me da escucharte decir eso— Ella sonrió.
—Bien, sigamos, tu reacción al verme con Leandro fue la más normal de todas, te aseguro que esa es la reacción que tienen las personas al enterarse que quien les gusta se está acostando con su mejor amigo— Hice una mueca y ella cerro los ojos. —Muy dura ¿verdad?
—Sí.
—Vale, pero así es que te lo explico, tu reacción fue normal, me asusto en un principio, pero luego la entendí y solo quise abrazarte hasta que se terminara el mundo. —¿Ven por qué amo a esta mujer? —Siguiente, si tu quisiste guardarme secretos está bien, comprendo que hay cosas que quieres dejar solo para ti, pero si alguno de esos secretos está ligado a mi o a mi seguridad agradezco que me lo digas.
—No, no hay ninguno que tenga algo que ver con tu seguridad o contigo en si— Celeste se relajó y continuo.
—Vale, lo siguiente, mete esto en tu cabeza, Ellias, todos, ¿okey? Todos estuvimos de acuerdo en venir a Nothing, Arizona, no te culpes por haber estado de acuerdo porque no podías saber lo que nos encontraríamos aquí.
