Había llegado el momento de seguir con su tradición.
Celeste y sus amigos iban a viajar a algún pueblo. Ninguno tenía claro de a donde iría, solo buscarían en la web pueblos poco civilizados (lo mismo que hacían todos los años) y escogerían uno al...
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*Advertencia, hay escenas de tortura bastante fuertes, si eres sensible te recomiendo que te saltes la parte que esta entre estos signos (🔗🔗🔗🔗🔗🔗)*
NARRA DESCONOCIDO #1
Camine por los pasillos oscuros, parecía un laberinto y era fácil perderse, las manos salían de las pequeñas ventanas en cada puerta suplicando piedad, la cual no le seria dada, si estaban aquí había desobedecido la orden del jefe y eso se castigaba, la muerte no era suficiente, ellos debían sufrir, debían arrepentirse y servir de ejemplo, entre más caminaba más me acercaba a la sala de tortura y debo admitir que es la sala que más me gusta, aquí podía descargar mi ira y ¿lo mejor? Lo haría con alguien que se lo merecía.
El cambio de ambiente fue bastante interesante, la sala era blanca, tenía dos camillas de acero en un rincón, había grilletes pegados a la pared que contenían a la víctima, había un soporte para herramientas de tortura como cuchillos, dagas, motosierras, palillos, tenedores, hachas, cables con puntas, agujas, tanques de agua sucia y vieja (que por cierto olía asqueroso) latas con alimentos vencidos, luces fuertes en la parte de arriba que se encendían con un interruptor, pinzas, etc, pero había algo que a mí personalmente me encantaba usar, era una silla cuyo nombre era Cora, estaba llena de filosas puntas que apenas sobresalían en la madera, pero causaban un dolor inimaginable.
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El estúpido estaba inconsciente y desnudo en una de las camillas por los golpes que seguro le habrá dado Silas ya que tenía gran parte del estómago de color morado, su cara se veía realmente mal y estará peor cuando termine con él, saque una cigarrillo y lo encendí, no pensaba fumar, iba a usarlo, llene a Cora con ácido fluorhídrico* o acido del tormento, lleve el cuerpo a la silla y ahí lo senté, me encargue de presionarlo bastante para que las puntas traspasaran su piel y el ácido hiciera su trabajo quemando la zona, emitió un sonido que apenas escuche, bien, estaba despertando, lo ate a la silla con los grilletes que salían de la pared y me asegure de que las puntas le hicieran daño, poco a poco fue despertando y cuando abrió sus ojos se reflejó un miedo puro, el cual disfrute provocar.
—Espero que te hayas divertido bastante, porque de ahora en adelante solo sufrirás— Susurre con una sonrisa macabra, el humo del cigarrillo volaba en la sala haciéndola agradable, empecé a golpear al idiota con fuerza en todo su cuerpo, sus brazos, su estómago, su entrepierna, él se retorcía y lograba que las puntas lo penetraran más, mientras el ácido quemaba cada vez más su piel.
Fui al soporte de herramientas y tome una vara de hierro y la aseste contra su cuerpo en todas direcciones, escuchaba los huesos crujir y los gritos ensordecedores que daba el malnacido, era un alivio que las paredes silenciaran todo lo que sucedía aquí adentro, solté la vara y me dirigí a los interruptores, allí le di a 200 voltios y baje la palanca, la corriente hizo que el cuerpo saltara un poco en la silla y las puntas hicieran su trabajo, repetí el proceso un par de veces.
