Había llegado el momento de seguir con su tradición.
Celeste y sus amigos iban a viajar a algún pueblo. Ninguno tenía claro de a donde iría, solo buscarían en la web pueblos poco civilizados (lo mismo que hacían todos los años) y escogerían uno al...
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NARRA CELESTE GREY
Finjo una sonrisa mientras mis dedos se mueven rápidamente por el teclado de mi portátil, es el último ensayo del año y debo entregarlo en unas horas, cuando lo haga seré libre.
Debo decir que es un terrible día para hacer ensayos.
Ysi.
Es el último día de clases y yo estoy haciendo un ensayo, mátenme
—¿Terminaste? — Pregunta Leandro mientras entra por la puerta de la habitación, detrás del viene Ellias, ambos siempre me parecieron atractivos de cierta manera, Leandro tiene el cabello castaño, los ojos verdes y la piel sedosa y blanca, Ellias tiene el cabello rubio, los ojos de color miel y la piel trigueña.
—Ya casi... ¡Listo! — Por fin he terminado, este año quede totalmente harta de los ensayos, pero ya, soy libre, por dos meses solamente, pero libre, al fin y al cabo.
—Perfecto, ve y entrega tu trabajo.
—Claro, mejor ahora antes de que se me olvide— Siempre odie esa parte de mí, las cosas importantes normalmente se me olvidaban, pero gracias a mis amigos pude entregar mis trabajos a tiempo.
Guardo mi ensayo en la portátil y lo imprimo para luego graparlo, ahora si está listo.
Me levanto y voy directo a la oficina del director Foster, mi buen humor se siente en el aire, he terminado los ensayos y estoy casi libre, su secretaria me detiene, una chica veinteañera de cabello negro que cae alrededor de sus hombros y llega casi a sus costillas, sus ojos color miel me observan con indiferencia, su rostro lleva demasiado maquillaje, parece una barbie mal hecha, su cuerpo es decente aunque no sorprendente, lleva un atuendo de secretaria, camisa blanca de botones encajada con una falda y un saco rosa, lo único que daña la situación es su asquerosa personalidad.
—¿Qué quieres, niñata?
Respira, Celeste... ¡A LA MIERDA!
—Mi nombre es Celeste, pero que lastima que no lo recuerdes, tus dos neuronas no dan para eso y estoy buscando al profesor Jones, gracias por preguntar.
—¿Cómo te atreves a decirme eso, perra? — Casi me echo a reír en su cara, el director está detrás de ella, alguien acaba de perder su empleo.
Te salió perfectamente el tiro.
Lo sé, gracias por recordarlo.
—Más bien, ¿Cómo se atreve usted a tratar de esa forma a una reconocida estudiante, señorita Ramírez? — Su cara de susto es maravillosa.
—Di-director, yo... eh... es una muestra de cariño entre ella y yo, ¿verdad, Celeste, cariño? — Ni siquiera me molesto en ocultar mi negación.
—No. — Respondo divertida por dentro y seria por fuera, su rostro denota furia pura.
