CAPÍTULO 162: EL SUJETO NÚMERO UNO

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Los lunes siempre representan un nuevo comienzo

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Los lunes siempre representan un nuevo comienzo. La semana anterior queda atrás y la atención se enfoca en la nueva, en lo que está por venir.

Aquel lunes fue algo extraño para Víktor, pues le era imposible dejar atrás los acontecimientos de la semana, que variaban en una gama muy diversa: había visitado Solovey para encontrarse con el fantasma de su padre, quien le aseguraba que todos los experimentos que sufrió tenían una razón de peso que se encontraba escondida en los cuadernos. Luego, había vivido su mejor noche junto con Yuri, amándose en cuerpo y alma y siendo consciente de lo mucho que podía desear a una persona. Y, después, había llegado el caos: el tema del Heredero del Señor Oscuro y los Sombras que acechaban al Gran Prix Mágico; su tío desconocido, Igor Nikiforov, y su sanguinaria prima a quien se la conocía por el nombre de Azrael. Pero, sobre todo, Mila: la muerte de Mila, su cuerpo mancillado formando un espectáculo macabra y horrible, su carta, el «véngame» que susurró antes de que cortasen su cabeza...

El lunes podía ser un nuevo comienzo, pero se basaría en todo lo que había vivido la semana previa. Empezando por reencontrarse con la gente que quería y que todavía podía consolarle.

Acudió a la sala reservada para los Elegidos, en la primera planta, cerca del Gran Comedor. Sabía que era tarde y corría el riesgo de que no hubiese mucha gente allí, pero le había costado mucho tomar aquella decisión. La noche anterior se había desahogado con Yurio y había acabado exhausto, haciéndole dormir hasta muy tarde esa mañana. Y luego le había dado muchas vueltas a la conversación que quería tener con ellos, hasta poder tenerlo todo hilado.

Pero sus palabras se desvanecieron en los rincones de su mente cuando abrió la puerta y los encontró a todos desayunando en silencio. Alzaron la mirada todos a una para encontrarse con Víktor, quien, por primera vez desde el fallecimiento de Mila, había acudido a una de las comidas.

Él mismo se sintió incómodo al ver la mezcla de miradas con las que le observaban.

—Hola —saludó, tal vez un poco tenso, y tomó asiento en la enorme mesa redonda junto a Yurio.

Buscó con la mirada primero a Yuri, pero descubrió que él no le miraba directamente, sino que le daba vueltas a sus cereales lanzándole algunas miradas dubitativas de reojo. Luego se dirigió a Chris, quien sonreía levemente, orgulloso del pequeño avance que Víktor había dado.

—¿Cómo estás?

Otabek fue quien hizo la pregunta que todos pensaban, pero ninguno se atrevía a formular. Víktor se inclinó por delante de Yurio para mirar al kazajo y, por primera vez en días, forzó una sonrisa que no salió tan bien como esperaba.

—Algo mejor que ayer, peor que mañana —respondió con honestidad; porque, esperaba, aquello iría pasando. Aunque de un día para otro solo sintiese un miligramo menos de dolor en su pecho—. Siento... Bueno, siento mi comportamiento estos días. No he estado en mis cabales...

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora