—Todo parece estar en orden. —Chris sonrió cuando terminó de pasar sus manos por el cuerpo de Erkan Altin—. La cosa mejora mucho más rápido de lo que esperaba.
El hombre le agradeció con una sonrisa y se volvió hacia Otabek, que tenía los labios hinchados de tanto mordérselos por la preocupación.
—¿Seguro que todo está bien?
—Todo parfait —repitió Chris, dándole una palmada en el hombro—. No hay rastro del síndrome de abstinencia y todo lo que quedan son secuelas que los sanadores se encargarán de tratar. Así que no te preocupes más. —Frotó con ambas manos sus brazos, en un intento de relajarle—. ¡Disfruta de tu padre y no te comas el coco!
Otabek no pudo evitar sonreír con cierta timidez y se despidió de Chris, que ya se marchaba de vuelta a Ilvermorny: no tenía nada más que hacer allí. Por su parte, Otabek tenía permiso para quedarse el resto de la semana, aprovechando el tiempo que tenía con su padre.
—¿Y bien?
El muchacho se volvió hacia el paciente, con el ceño fruncido.
—¿Qué?
—¿Qué novedades ha habido en estas semanas?
Su hijo resopló mientras tomaba asiento junto a él, en su butaca de siempre. Se acomodó inclinándose hacia atrás y se chascó el cuello, aliviando la tensión.
—Han pasado muchísimas cosas...
De repente, el recuerdo de Dimitri Pavlov se instaló en su memoria. Otabek ya había visto que el Hospital estaba custodiado por varios aurores y esperaba que fuesen suficientes para amedrentrar a Pavlov. Igualmente, no creía que fuese a hacer nada por el momento, pues todavía debía estar recuperándose de sus heridas, pero fue difícil apartar el miedo.
—¿Bekka?
Su padre le observaba con preocupación.
—Han... han pasado muchas cosas.
Procedió a explicarle todo lo que había vivido en esas semanas entre Castelobruxo e Ilvermorny: las pruebas, el ataque del vipertooth a Wendy, el atentado contra la escuela brasileña, cómo Hedga Suter murió defendiéndolo, la casi muerte de Maia, la traición de Mila, la fuga de Wendy y su hermana, la resurrección de Víktor... Lo único que se dejó en el tintero fue la aparición de entre los muertos de Dimitri Pavlov y los secretos que había escuchado de ambos Yuris.
Su relato se vio interrumpido por enfermeros y medimagos que entraban y salían de la habitación comprobando el estado de Erkan, pero, aún así, su padre no dejó de prestarle atención ni un segundo. Cuando acabó de ponerle al día, dijo:
—Por los callos de Merlín, sí que han sucedido cosas en tan poco tiempo...
Otabek no pudo hacer más que darle la razón.
ESTÁS LEYENDO
Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)
FanfictionCada cinco años, las Siete Grandes Escuelas de Magia organizan un torneo para decidir al mejor mago del planeta: el Gran Prix Mágico. Este año, Yuri Katsuki, estudiante de la Escuela de Magia Mahoutokoro en Asia, decide presentarse en pos de conocer...