CAPÍTULO 91: AI NI TSUITE

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Esa mañana, Yurio se había levantado mucho más nervioso de lo que esperaba

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Esa mañana, Yurio se había levantado mucho más nervioso de lo que esperaba. No creía que aquella fuese una competición sencilla; es más, seguro que todo el mundo pensaría que perdería aquel duelo. No por nada, Yuri Katsuki era conocido por sus increíbles bailes de Danza Elemental. Las apuestas estarían puestas en él.

El resto de Elegidos, sin embargo, no las tenían todas consigo. Habían visto a Yuri de bajón, y éste mismo nunca había ido a ensayar. Phichit les había contado una noche sobre el accidente que tuvo con el baile varios meses atrás: había herido a una chica durante la exhibición de Eros y, desde entonces, no había querido volver a bailarlo. Se guardó muchos detalles sobre ese accidente, pero la idea principal quedó clara: Yuri le tenía miedo a Eros y prefería no bailarlo.

Pero Yurio sabía la verdad: Yuri podría ser muy cobarde, pero al final, siempre era el primero en saltar al peligro. Por eso mismo, se sentía nervioso.

Mucha gente creería que Yurio estaba loco. Pero Yurio se había pensado mucho aquella prueba. Si quería enfrentar a alguien poderoso, debía hacerlo en el territorio de su contrincante, no el suyo propio. A él le gustaba avanzar, y jugar en su terreno simplemente lo estancaba en la misma casilla: si quería llegar a la meta, debía ponerse nuevos obstáculos.

Para calmar sus nervios, se había puesto sus cascos y escuchaba una y otra vez el Agape. Era una canción demasiado lenta para su gusto, muy clásica, muy dulce y suave. A él le iban canciones más rápidas, potentes y salvajes. Pero Agape sólo significaba otro reto que superar.

En algún momento antes del duelo, Yuko había ido a desearle suerte. Le había dejado una de sus túnicas de baile, que cambiaban conforme los deseos de su portador. Era un traje de rejilla blanco, con toques plateados, con plumas en hombros, muñecas y cadera; Yurio no pudo evitar compararse con un cisne. Tenía varias lentejuelas en el corpiño creando reflejos azul claro y plateado, como si fuesen cristales de hielo. Yurio se lo había probado, modificándolo a su talla, quitándole la falda y añadiendo unas mallas blancas; Yuko no le había dejado hacer más cambios. "El traje es muy importante para representar la esencia del baile", le había dicho. Desde luego, con esa música, Yurio no podía ponerse algo más de su estilo: no pegarían ni con poción adherente.

Igualmente, había algo en el diseño que le gustaba; tal vez fuese lo mucho que le recordaba a sus alas, que casi nunca podía mostrar. Cuando no abrían su espalda, provocándole un intenso dolor, las echaba de menos: la sensación de libertad, de sentir el viento en el rostro, agitándole el pelo y refrescando sus mejillas, del aire acariciando todas y cada unas de sus blancas plumas.

Cuando Yuko había desaparecido, otra persona había ido a verle: JJ. Esta vez, Yurio se quitó los cascos y le miró a los ojos grises. Se le veía emocionado, pero también parecía algo triste.

—Vaya, Yuri-chan, luces muy... lindo.

Yurio hizo una mueca y se abrazó el pecho, sintiéndose expuesto por un momento.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora