CAPÍTULO 144: EL REY Y LA LOCURA

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De nuevo sentía ganas de vomitar

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De nuevo sentía ganas de vomitar.

Durante toda esa semana había estado ensayando sin ningún problema ni molestia: tenía la música totalmente compuesta, sabía qué movimiento hacer en cada momento y cómo y cuándo convocar el hielo. Entonces, ¿cuál era el problema?

Al otro lado de la carpa se escuchaban los vítores, los aplausos, la fanfarria. Yuri tragó saliva con un temblor.

Ah, claro, pensó, cerrando los ojos para que se le pasara el mareo. Es el público.

Cuando él ensayaba solo no había nadie a quien herir, nadie a quien matar. Pero cuando había más gente, cuando había tanta gente...

—Yuri. Tranquilo.

Había una carpa para cada uno, de tal forma que pudiesen ensayar si querían sus movimientos sin que ninguno de sus contrincantes pudiese ver al resto. En su tienda solo estaban él y Víktor, que en ese momento le tomó de las manos para llamarle la atención.

—Lo harás genial, no pasará nada.

—Lo sé. Lo sé. —Expulsó el aire que había estado reteniendo y se pasó la mano por la frente despejada: se había peinado el pelo para atrás y se había quitado las gafas para bailar—. Lo sé. Pero necesito repetírmelo varias veces.

No pasará nada.

No pasará nada.

—Vas a estar magnífico —murmuró Víktor, acariciándole la mejilla y obligándolo a alzar los ojos hasta él. Por suerte, veía bastante bien desde tan cerca—. Siempre lo estás.

Yuri sonrió con ternura y le acarició el rostro también. Todavía no le había contado la visita que le hicieron al pasado ni la conversación que tuvo con su madre, pues no había encontrado ocasión: desde el jueves, había estado aprovechando cualquier momento para ensayar su número de baile y cuando regresaba a la habitación se sentía tan cansado que caía fulminante en un profundo sueño. Esperaba poder contárselo después de la prueba.

—Tienes demasiada fe en mí —rio Yuri, intentando calmarse él mismo con esa suave carcajada.

—Tengo fe en lo que creo de corazón.

Le dio un pequeño beso en los labios que supuso mejor bálsamo para Yuri que la tila que se había bebido esa mañana.

—Venga, sal ahí y sorprende al público —añadió, dándole una palmada en el trasero cuando se puso en pie.

Yuri tomó aire y pensó para sus adentros «Espero sorprenderte a ti también».

Salió de su carpa sin haber aprovechado para ensayar; no lo necesitaba. Sabía perfectamente qué paso dar, cómo hacerlo, cómo mover su cuerpo para componer la melodía. Seguía haciendo frío, pero no le importaba pues, cuando danzaba en el hielo, el frío era su aliado. Sin embargo, sí que hacía más sol que el resto de la semana y este le dio la bienvenida quemándole en los ojos.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora