CAPÍTULO 18: LO QUE UNO MÁS TEME

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-¡Corred!- gritó Maia con alarma, -¡antes de que cambie del todo!

Yuri se puso en pie con rapidez, pero la brusquedad con la que lo hizo, sumado a lo agotado que estaba aún tras la confrontación contra el dementor, hicieron que se tambalease. Víktor le pasó un brazo por la espalda, sujetándole, y eso hizo que el corazón de Yuri latiese con fuerza: dentro de ese momento de pánico, el hecho de que su ídolo estuviese tan cerca de él, tocándolo, hizo que se pusiera incluso más nervioso.

-Cuidado- dijo Víktor, que lo ayudó a mantener el equilibrio. -¿Estás bien?

Yuri asintió, frunciendo el ceño con convicción para que no se preocupase por él.

-Vale- lo tomó de la muñeca y tiró de él. –Tenemos que correr. ¿Puedes hacerlo?

Yuri volvió a asentir y Víktor tiró de él, persiguiendo a Maia, Yurio y JJ, que llevaba a Phichit colgando de los hombros.

-Mierda, mierda, mierda- decía la chica, corriendo con fuerza y lanzando explosiones a su alrededor para detener la caída de las rocas. -¡Estamos bien jodidos!

-¿Sabes por dónde se va? ¿O sólo estamos corriendo sin rumbo?- preguntó Yurio, que parecía cansado de tanto correr.

Maia no respondió, sino que siguió corriendo.

-¡Marinho!- gritó Yurio.

-¿Y qué quieres que haga?- preguntó la chica, nerviosa. -¡Tendremos que salir por algún lado!

-¡Pero tal vez estemos yendo en la dirección contraria a la salida!

-¿Y qué propones, listo?

Yuri sólo podía correr, sin aportar nada a la conversación: él tampoco sabía por dónde debían de salir. Sentía la mano de Víktor tirando de la suya, pero ambos iban corriendo casi a la par. Se preguntó por qué todavía lo estaba agarrando, pero por otro lado, el tacto de Víktor hacía que no sintiese tanto miedo: dentro de ese infierno, sentir que estaba apoyado en alguien lo confortaba.

-Es un labertinto, por si no te habías dado cuenta- seguía Maia, que no parecía demasiado cansada por hablar mientras corría. –Y, por desgracia, no tengo un mapa, así que no sé dónde coño está la maldita salida. Pero no podemos quedarnos quietos.

-A la derecha.

En aquel caos de gritos y derrumbamiento, la voz de Phichit sonó algo débil. Los chicos se detuvieron, en parte para coger un poco de aire, en parte para escucharle. Phichit aprovechó para soltarse del apoyo de JJ, diciendo "estoy bien" y mirando a Maia.

-Hacedme caso: sé por dónde se sale.

-¿Y cómo se supone que lo sabes?- preguntó ella, cruzándose de brazos.

Yuri salió en defensa de su amigo.

-Escuchadle- dijo, soltando la mano de Víktor para ponerse junto a Phichit. –Habéis visto mi baile, ¿no?- a Yuri no le gustaba sacar a colación su actuación, pero así podría poner un ejemplo para convencerlos. Los demás asintieron. –Bueno, visteis lo que hice con el hielo. Pues Phichit hace lo mismo con la tierra, las rocas: puede ponerlas bajo su control.

Los otros miraron a Phichit, ahora con otros ojos, asombrados.

-¿En serio?- preguntó JJ.

-¿Acaso eso es posible?- inquirió a su vez Yurio.

-No estoy muy seguro- admitió Phichit, cabizbajo. –Pero mi sexto sentido me lo dice.

Maia parecía algo recelosa, pero Víktor se puso de parte del tailandés.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora