Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)

CAPÍTULO 51: VISITA GUIADA POR MAHOUTOKORO

Phichit había estado observando a Yuri toda la noche, junto a Víktor. Los dos parecían haber estado muy cercanos, hablando en susurros, sonriéndose y cogiéndose a veces de las manos. Phichit se sentía feliz por ver que Yuri pasaba página y superaba lo de Hana: había esperado que se derrumbase esa noche, tal vez demasiado abrumado por la festividad, pero había superado el Obon gracias al apoyo de Víktor.

En parte, se sentía algo celoso: le hubiese gustado estar a su lado, consolarlo. Pero luego pensó en lo que había deseado antes de viajar a Uagadou, frente a la tumba de Hana: "Por favor, márchate. Deja de atormentar a Yuri. Haz que vuelva a ser como antes.". Y también había pensado en que no podría ser él quien lo ayudase, sino otra persona.

Y ahí estaba Víktor, a su lado, haciendo que Yuri volviese a ser el mismo de antes. Phichit se sentía infinitamente feliz cada vez que veía una sonrisa en su cara, cada vez que lo escuchaba reír: ese era el amigo que echaba de menos. Volvían a hablar con comodidad y Yuri incluso le brindaba más amistad de lo normal: bromeaban, reían, le compartía más secretos que antes... De alguna forma, Víktor no sólo había traído de vuelta a Yuri.

Lo estaba convirtiendo en una persona mejor.

Por eso le caía tan bien Víktor Nikiforov: al principio había temido porque Yuri se llevase una desilusión. ¿Y si Víktor era un borde o un consentido, y no trataba bien a su amigo? Pero se había dado cuenta de que sus miedos eran infundados: Víktor era una gran persona, capaz de resucitar la mejor parte de Yuri.

Sonrió, mirando a Yuri y a Víktor, dos puntos alejados en el lago, y luego volvió la vista a Hana, que le sonrió levemente.

-Gracias- vocalizó Phichit. "Gracias por marcharte, por dejar de atormentar a Yuri".

La chica inclinó la cabeza y Phichit se giró hacia sus nuevos compañeros: hacia Otabek, con quien había echo equipo y buenas migas; a Yurio, que a su forma, era buena persona; a Chris, JJ, Mila y Sara, que aunque fuesen tan distintos entre ellos, se llevaban bastante bien con Phichit; a Wendy, con quien había entablado una tierna amistad.

Luego se volvió hacia sus amigos en Mahoutokoro. Hablaban en la distancia, algo alejados del grupo de los Elegidos, tal vez sin atreverse a acercarse. Yuko y Takeshi estaban sentados en la orilla, hablando en susurros, él pasándole un brazo reconfortante a la chica por la espalda. Vio a Tao-hen discutir con Minami, que parecía algo nervioso y aterrado por la indonesa, y a Geena abrazando a su novio algo alejados. Guang Hong hablaba con Seung-gil de algo que Phichit no podía escuchar, pero cuando sus ojos se encontraron con los del coreano, supo que estaba invitado a la conversación. Parecían decirle "ven".

Phichit quiso acercarse, pero Mifune anunció que era tarde y debían volver a los dormitorios. Fue entonces cuando recordó que debía ejercer de anfitrión y acompañar a los demás hasta sus habitaciones.

De camino a ellas, se dijo que sería difícil tratar con dos grupos de amigos distintos, y luego pensó que eso no debía ocurrir: ambos eran sus amigos, tanto los del Club de Danza Elemental, como los Elegidos del Gran Prix Mágico.

Sólo tenía que hacer que ambos grupos se fusionasen.

Y creía saber cómo hacerlo.

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No se lo esperaba. No estaba preparado, nada en el mundo lo habría preparado. Pero allí estaba.

Su madre.

Pero no era ella. No podía ser ella porque ella... había muerto.

Y junto a su madre, sus abuelos. Los dos cogidos del brazo, mirándolo con cariño. Otabek apartó la mirada de ellos para volver a su madre, a sus ojos que querían parecer verdes pero eran espectrales, azulados como todo su cuerpo. Pero era ella.