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2 | Contrato

¿¿Que??

—Esa es mi propuesta Hannah.

Escuchar mi nombre de pila, ser pronunciado por este hombre tan despreciable me provoca una sensación tan incomoda.

No me sorprende. Hombres como él son capaz de cosas mucho peores, pero por ningún motivo dejaría mi dignidad tirada en el suelo para pagar las consecuencias de las estúpidas decisiones de Jimin. Tiene que haber otra forma de solucionar esta situación.

—S-señor Kim, s-se confundió de persona, yo no me convertiré en algo tan denigrante para pagar una deuda.

Mi cuerpo se paraliza por completo al sentir el frío de una de sus manos posarse en mi cuello, sus dedos demasiado largos lograron rodearlo por completo, hasta sentir una presión que consiguió estremecerme demasiado. Con un poco de fuerza me hizo mirarle desde abajo, acercando descaradamente su rostro al mío.

—¿Entonces como harías para salvar la vida de tu hermano? —ese susurro golpeó muy fuerte en mis labios, cada palabra que salía de su boca me llena de mucho miedo.

Con el poco valor que me queda, aparto su mano, me levanto de esa silla en la que me sentía secuestrada y camino hacia la puerta—. Iré ahora mismo a conseguir el dinero —intento que mi voz se escuche lo más creíble posible.

Pero aún que lograra escapar de este despacho tan lúgubre, no tengo dinero. No hay más opciones para pagarle, no tengo ninguna idea para ayudar a mi hermano.

Jamás había pasado esto con los demás dueños de los clubes a los que Jimin les debía. No puedo mentirme a mí misma, sabía perfectamente que esos hombres viejos me miraban de pies a cabeza, pero nunca me ofrecieron este tipo de cosas, no pasaban de miradas que me asqueaban demasiado.

No permitiré ser usada de esa forma.

Tomo la perilla, la giro y cuando estoy a punto de abrirla unos miserables centímetros mi cuerpo es impactado contra esta de forma repentina. Mi corazón estaba a punto de salir corriendo. Esas enormes manos al instante sostienen mis brazos contra la madera sobre mi cabeza.

Estoy demasiado cohibida como para intentar moverme, mi cuerpo se encuentra paralizado. Siento una extremidad invadir mi espacio vital. Con una de sus piernas intentaba abrir las mías. Su pecho pegado por completo a mi espalda, puedo sentir su respiración agitada. Su rostro enterrado en mi cabello, olisqueándome como si fuera un lobo deleitándose con el aroma de su presa.

—Si sales de aquí... no volverás a ver a tu hermano —susurra entre pequeños gemidos.

Escuchar esa voz tan gruesa diciendo esas palabras, fueron el detonante para que mis lágrimas salieran sin control. Doy gracias a Dios de no estar cara a cara, de no ver su rostro, y así él no tendría la oportunidad de deleitarse viéndome llorar como lo estaba haciendo. Me siento perdida, solo pienso en el hecho de que no saldría viva de aquí o tal vez sí, pero sin algo tan importante para mí.

Lo escucho gemir esta vez de forma descarada —. mmm... Hannah estás buenísima.

Dio un respiro a mis brazos, sus manos se clavaron en mis caderas, haciéndome girar. Había llegado al límite del miedo, no quería ni mirarle a los ojos.

Sin darme un solo segundo para respirar, comenzó a devorar mi cuello, puedo sentir las fuertes mordidas y lametones que daba, estoy segura de que está dejando muchas marcas sobre mí. Rodeó mi cintura con sus brazos, apretándome contra él.

—¿Sabes que la tela del suéter que traes puesto es tan fina que me deja ver que no llevas sujetador?

Como pude ser tan estúpida, salí corriendo de casa, no me dio tiempo de ponerme cualquier sujetador. Tal vez brindarle esa vista tan intima de mí, había encendido aún más su deseo.