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10 | Caricias

Jungkook
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Tenerla ahora sobre mí, acariciando sus caderas, aspirando el aroma de su cuerpo, mientras siento como sus manos me acarician, tibio su tacto. Mi lengua jugando con la suya, al fin probando esos deliciosos labios. No puedo evitar ponerme tan duro a cada segundo. Creo que no lo nota, restriega su pierna contra la mía de forma algo desesperada, inconsciente.

Puedes tomarla ahora mismo, una mano sobre su cuello, la otra en unos de esos delicados pechos. No te contengas has lo que has venido soñando durante varios meses. Aún que la asustes un poco, ella misma lo está pidiendo, quiere tenerte.

Sacudí mi cabeza levemente regresando mi atención a Hannah, su boca entreabierta, intentando regular su respiración. Esas palabras que salieron de su boca ahora se escuchan como un leve susurro.

Mis manos viajan hasta sus nalgas, aplicando una ligera presión, consiguiendo que suspire de forma pesada. Nuestros labios se vuelven a unir, mientras dirijo sus movimientos sobre mí. Sus ojos se encuentran con los míos, me encanta esta versión de Hannah, tan necesitaba de mis caricias, besándome de una manera promiscua y perfecta, es exactamente la misma chica inteligente que me vuelve loco, pero ahora conozco su lado pervertido, me encanta.

Ingreso mi mano derecha entre nuestros cuerpos hasta llegar al borde de su pantalón, mis dedos desatan lentamente el nudo de su uniforme, poco a poco invado ese espacio, ingresando unos centímetros logro sentir lo que reconocí como el borde de sus bragas, encaje, demasiado femenino, delicia en mis manos. Se separa de mis labios de forma repentina, sus ojos tenían un brillo cargado de tanta inocencia y algo de miedo, sentía que mi corazón bombeaba tan rápido. Mordí mi labio inferior en respuesta a su reacción, tal vez nunca la habían tocado como planeaba hacerlo, estaba yendo demasiado rápido.

Intentó responder, pero se lo impedí, ahogando su voz con mi boca, mi mano derecha busca sus senos que se encuentran clavados en mi pecho, los acaricio suavemente por encima de su uniforme, mientras la otra viaja por su espalda para tenerla más cerca. Mis labios dejan un camino de besos húmedos, su mejilla, mentón hasta llegar a su cuello, succionándolo con mucho ímpetu.

—Ha-Hannah, me vuelves loco. Te necesito demasiado —farfullé sobre sus labios.

Sus manos recorren mis hombros, aferrándose a ellos, sus labios chocan contra la piel de mi cuello, logrando que mis ojos se cierren con fuerza, una sensación demasiado embriagadora recorre todo mi cuerpo. Acaricio la piel de su cintura, tan suave delicada. Tengo tantas ganas de arrancar su ropa ahora mismo, tumbarla sobre el sofá, colocarme entre sus piernas y hacerla gemir mi nombre.

—Bue-buenos días Doc...

Mierda

—Lo siento, lo siento, solo vine para hacer limpie... —la puerta se cerró de un fuerte azotón.

Enserio debo aprender a colocar seguro a la puerta.

Ambos nos quedamos sumergidos en un silencio sepulcral. Hannah continuaba sentada sobre mí, acomodando su ropa, y su cabello algo enmarañado. No puede evitar soltar una pequeña risa, nuevamente habíamos sido interrumpidos, pero estaba vez intenté tomarlo con humor. Ella comenzó a reír también, creando un ambiente más cómodo.

—Deberíamos hacer esto en un lugar más privado.

—Será lo mejor —respondió esbozando una tierna sonrisa. Dejé un corto beso en sus labios, mientras acariciaba su mejilla.

Admiro esos regordetes, brillosos y rojos labios por el tremendo ejercicio de nuestras bocas hace un momento. Amo las partes que pude tocar de su cuerpo, y espero con ansias conocer aún más, pero esta vez en un lugar en el que nadie me interrumpa y pueda disfrutarla muy bien.