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9 | Tócame

Taehyung
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El ambiente era demasiado tétrico, perfecta definición para la habitación de un hombre como él. Hace mucho que no volvía a esta casa, no desde que decidí alejarme por completo de la familia, exceptuando a mi madre, que en realidad sería la única persona que aprecio. Cuando tenemos la oportunidad de vernos lo hacemos, pero evito a toda costa encontrarme con mi padre.

Gracias a la insistencia de Nancy, estoy aquí parado, justo ahora delante de una enorme puerta de roble bastante cuidada, lujosa como todo lo de esta casa. Del otro lado mi progenitor, el hombre que más detesto en el mundo, y que ya estaba empezando a olvidar, pero siempre nuestro pasado regresa, no podemos evitarlo.

—No te preocupes por la luz, él prefiere que todo permanezca así, intentamos ayudarlo a sentirse más cómodo, pasa por favor —me indica Henrry.

Fiel sirviente de la familia, lo conozco desde hace muchos años, siempre tan pendiente de Nancy y de mí, hasta podría decir que fue mejor padre que el hombre con el que comparto un mismo código genético.

Ingreso tomándome todo el tiempo del mundo, mientras mi vista se ajustaba al ambiente oscuro, muchas máquinas a su alrededor, se escucha el sonido del ritmo cardíaco, el ventilador mecánico, y la respiración errática de mi padre.

Él estaba ahí, en medio de esa enorme cama, tosiendo muy fuerte, mucho más de lo que recordaba hace un par de años. Quien diría que su mayor vicio lo llevaría a esto, que lo iría matando poco a poco, no puedo evitar sentirme en paz después de un largo tiempo, saber que al fin dejara este mundo. Tal vez soy un monstruo por pensar esto, pero es lo que hay, y si soy juzgado por este sentimiento, que así sea.

Me acerco al borde de la cama, tomo asiento en una silla. Su rostro demasiado pálido, su boca cubierta por la mascarilla que lo ayudaba a respirar. Y él que hace algunos años se sentía tan independientemente, indestructible, ahora necesita la ayuda de una máquina para poder seguir con vida.

Antes de que yo pudiera decir algo, él ya se trataba de levantar, sentarse lo más cómodo posible para conversar.

—Jamás imagine volver a vernos así, mirar a mi hijo y solo ver a un extraño. El prodigio de mi familia echa a perder su vida con absurdas decisiones, tienes tanta capacidad, inteligencia y la estás desperdiciando.

Me enferma tanto el simple hecho de escucharlo, y tener que soportar nuevamente sus discursitos que hace mucho dejaron de tener importancia para mí, es un terrible dolor de cabeza.

—Tú me desechaste —no pude contener todo lo que tengo para decir—, me enviaste a un internado cuando tenía seis, para cuando regresé, solo te veía una vez cada tres meses, ya que tus viajes de trabajo duraban muy poco.

Si este era el momento para reprocharle todo, no perdería la oportunidad. Todo el rencor acumulado en mí quiere salir disparado, y caer sobre mi padre, para que sintiera un mínimo de culpa, aunque no serviría de mucho, creo que al final gano aquel dicho "De tal palo, tal astilla" somos muy parecidos, solo hombres sin sentimientos. Eso fue lo que me heredo, lindo ¿verdad?

—¿Sabes qué? De ti no espero ningún tipo de perdón, o un mínimo gracias, ya no, porque no serviría de nada, gastaría mis fuerzas, nunca entenderás que tu niñez, tuvo que ser sacrificada para un bien mayor. Que te convirtieras en el mejor profesional, que pudieras llevar el negocio familiar con mucha inteligencia, y lo logré, fuiste el mejor de todos. Nunca te falto nada, siempre te di todo lo que necesitabas, a ti y a tu hermana.

De que me servía todo eso, si yo quería a un amigo, alguien con el que pudiera compartir buenos momentos, pero nunca tuve eso. Ahora cada cosa en mi vida depende únicamente de mí, no necesito a nadie a mi lado, me basta conmigo mismo.