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15 | En sus brazos Parte 2

Recomendación: Leer este capítulo, mientras escuchan "The Way You Move - Sara Phillips"

(+18)

Hannah
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—Intentaré ser delicado, solo por esta noche —susurró sobre mis labios antes de incorporarse y extender su brazo hasta la mesita de noche que se encontraba a un costado de la cama, del primer cajón saco un sobrecito plateado que reconocí como un preservativo, lo abrió y rápidamente se lo colocó cubriendo toda su extensión. Regreso su atención a mí, para sostener mis muñecas cada una al lado de mi cabeza.

De forma inconsciente mis piernas se abrieron un poco más rodeando su cintura, con una de sus manos sostiene su miembro para jugar con el, pasándolo una y otra vez por mis labios vaginales sin penetrarme. Consiguiendo que me retorciera debajo de él, observé esa sonrisa de superioridad en su rostro, deleitándose del desastre en el que me estaba convirtiendo.

Sus labios atraparon los míos, ahogando mis gemidos en su boca, inmediatamente sentí una intromisión en esa zona tan sensible. Continua haciendo más presión hacia mi interior, me aferro a las sábanas para intentar sujetarme de algo, tomándolas con mucha fuerza como si mi vida dependiera de ello. Cierro con más fuerza mis ojos, sintiendo el empeño con el que su miembro se abre paso por mis paredes vaginales.

Gruñidos tan altos contra mi oído eran demasiado excitantes, de alguna otra forma lograban lubricarme un poco más.

Sin dejar de empujar su pelvis contra la mía, susurra con su rostro enterrado en mi cuello—. Joder que apretadita estás Hannah —Mi cuerpo se siente arder demasiado.

En un movimiento seco logra penetrarme por completo, haciéndome soltar un gritito de dolor. Respiro de forma errática, puedo sentir cada centímetro de su miembro, el grosor de este rozar mi interior, logrando que mis paredes se amoldaran a su gran tamaño. Duele mucho. Un par de lágrimas logran escapar, recorriendo mis mejillas, continuo cerrando con mucha fuerza mis ojos intentando soportar el dolor.

—Ya pasó —dice con su voz demasiado agitada, una de sus manos acaricia mi mejilla intentando reconfortarme —. Tranquila —Permanece inmóvil, dándome unos segundos para acostumbrarme al tamaño, realmente le agradezco este gesto.

—Había deseado tanto estar dentro de ti —Esa confesión consiguió que mis nervios disminuyeran poco a poco, solté lentamente la sábana y llevé mis manos a su espalda.

La calidez de sus labios en mis mejillas, dejando besos húmedos por todo mi rostro, recogiendo mis lágrimas con sus labios, me trasmitían un poco de tranquilidad. Puedo sentir el vaivén de su pecho agitado sobre el mío, y me atrevo a abrir los ojos.

Lo observo lamer una y otra vez sus labios, jadea esperando el mejor momento para empezar a moverse. Sin esperarlo retrocede unos centímetros e inmediatamente vuelve ingresa, impactando tan fuerte, consiguiendo un gemido desgarrador de mi parte.

—Due-Duele... —intento hablar, pero de una fuerte estocada apaga mi voz. El dolor y placer que siento al mismo tiempo me tienen al borde la locura, tan adolorida y excitada, mi vista se empaña por las lágrimas acumuladas en mi ojos, mis gemidos y los de él, resuenan por toda la habitación.

Aumenta la velocidad de sus embestidas consiguiendo que mis pechos rebotaran delante de él, atrapa uno de ellos amansándolos de forma frenética, pellizcando mi pezón con fuerza, aumentando el ardor de mi cuerpo.

—Me gustaría follarte más fuerte —Se encuentra cegado por el placer, intenta no ser tan rudo, pero no puede—. No aguanto más.

De forma automática, sus penetraciones adquirieron más velocidad, más fuerza y sus gemidos al igual que los míos se descontrolaron.