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8 | Te lo prometo

Hannah
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A solo cinco horas de levantarme para ir al hospital, sigo mirando al techo de mi habitación sin poder dormir, aun no entiendo cómo no se han secado mis ojos, creo que hace mucho olvide pestañar. No dejo de pensar en que pasaré unos tres largos y estresantes meses, dejándome dominar por un hombre que apenas conocí hace unos días, gracias a las estúpidas decisiones de Jimin.

Por más que intente pensar en otra cosa no puedo, aunque parte de mi día haya estado lleno de muchas buenas noticias, creo que en mi mente prevalecerá el recuerdo del señor Kim sobre mí, tocando mi cuerpo a su antojo, a veces tan paciente, delicado, pero otras tan salvaje, creo que nunca voy a entender a ese hombre.

Tomo las sábanas entre mis dedos, aferrándome a ellas, en estos días ha hecho demasiado frío como para dormir sola.

¿Pero en qué estoy pensando?

Tal vez... en qué... podría ahora... el Dr Jeon estar durmiendo a mi lado, podría sentir su calor, el mismo que sentí cuando estábamos abrazados en su oficina.

Piensas tonterías Hannah el Dr Jeon le gustan mujeres con más experiencia, y tú eres un claro ejemplo de un envase completamente vacío tratándose de experiencia.

Al fin siento mis párpados cada vez más pesados, logro conservar el calor con mucho éxito, y el sueño está invadiendo mi cuerpo, pero para mi mala suerte, acabo de escuchar la puerta principal abrirse, gracias al enorme silencio que hace unos segundos me estaba ayudando a descansar.

Obviamente era Jimin, ya dejó de ser novedad para mí que llegue a esta hora, siempre es igual cuando sale con el tonto de su amigo Hoseok, el mismo que le da excelentes consejos y apoya cada idea que cruza por su cabeza.

Me encuentro sumergida en un ambiente perfecto para aprovechar estas cortas horas antes de regresar al hospital, así que prefiero quedarme en mi cama, en lugar de levantarme para reprender a Jimin, cuando de todas formas nada iba a cambiar.

Entonces la poca paciencia que quedaba en mí desapareció en el momento exacto en que escuché la puerta de habitación abrirse lentamente.

—¿Hannah?

Me remuevo fastidiada en mi cama, aún con mi rostro sobre la almohada, saqué una mano de entre las sábanas para indicarle que saliera, pero lo que menos sabia mi hermano, era respetar.

—¿Hannah podemos hablar?

Joder... excelente ya estoy despierta.

Me levanto tratanto de tomar todo esto con calma, evitando enviar a mi hermano a buena parte sancandolo de mi cuarto a patadas—. Son las 4 de la madrugada, ¿será posible que me dejes descansar un poco?

—Quiero disculparme por todo lo que paso. Quise hacerlo en la mañana, pero saliste tan rápido que ya no me dio tiempo.

Bueno un punto a su favor, siempre que presenta ese lado tranquilo, en lugar de arrogante, e intenta disculparse desde el fondo de su corazón, me convence de una forma que no puedo explicar, tal vez porque lo quiero demasiado, le permito mucho.

—No te preocupes, ahora sólo quiero descansar, mañana debo llegar muy temprano al hospital.

—No me dijiste cómo lograste convencer al señor Kim, creí que ese hombre hablaba enserio, creí que nunca iba a cambiar de opinión, ¿Cómo lo convenciste?

Creo que es mejor que nunca lo sepa...

—Confórmate con saber que arregle tu problema. Y ya te digo que no insistas más con ese tema.

—Pero...

—Jimin por favor déjame descansar.

—Está bien... lo siento Hannah —sin previo aviso, se acercó rápidamente al borde de la cama, se sentó y me abrazo, como si fuera un niño pequeño.