VI.

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*Sorry por no subir antes, tenía pendientes de la universidad, pero he aquí el maratón.    1/3*

Amalia... 

Estoy en la universidad, y ya casi son las siete de la mañana, y me siento cansada, vine corriendo a la universidad la profesora, viene entrando al salón. 
—Amalia te llama la directora —dice la profesora Susy—, mientras se sienta en su silla. 
—Está bien, gracias ahora voy. 
—Llévate de una vez tus cosas. 
Me parece raro, pero obedezco y tomo mis cosas y me dirijo a la oficina de la directora, pero me la encuentro en el pasillo. 
—Hola Amalia. 
—Hola directora, me buscaba. 
—Si tu padre llamó, el señor Sebastián Ramsés quiere verte en su oficina, esta misma mañana a las 10, asi que ve a casa y arreglate un poco, que el quiere hablar contigo. 
—¿Pero no quiero perder mi clase? 
—Después le digo a tu profesora que te pase los apuntes, y por tu asistencia tampoco tienes por qué preocuparte. 
—Está bien, directora, entonces me voy. 
—Cuídate y no olvides mencionar el nombre de nuestra universidad. 
—Claro nos vemos.
Mientras voy por el pasillo, le llamo a Evelin, en este momento no quiero ir a casa. 
—Hola Amalia, ¿Te pasó algo? 
—Puedes venir por mi, en el camino te cuento. 
—Está bien, voy para allá. 
—Te espero, gracias. 
Después de 20 minutos, veo el auto de Evelin y voy hacia el centro. 
—Sube, ¿te pasa Amalia? 
—No, todo lo contrario, el empresario que revisó mi proyecto, quiere hablar conmigo, por lo que le gusto mucho. 
—¡De verdad! 
—¡Si! 
—Amalia: Estoy tan orgullosa de ti. 
—Gracias amiga. 
—Y para donde vamos. 
—Tengo la reunión con él, a las 10 de la mañana, ósea dentro de algunas horas y diré algo que nunca pensé decir. 
¡Vamos de compras al salón de belleza! 
—Esta bien amiga, como tu digas, pero déjame ayudar, escogeré algo para ti y quedarás preciosa. 
—Claro, confío en ti.
—Entonces déjalo en mis manos. 
Evelin me lleva a una tienda de ropa, se ve muy sofisticada y nos atiende una mujer amable. 
Evelin, sin decir palabra, le dice a la mujer lo que quiere, y yo confío en ella, la dejó que compre por mí. Después, paso a pagar, y no sé lo que compro, pero ella se ve muy satisfecha y contenta. 
—Te encantará lo que compre Amalia —me dice—, mientras vamos saliendo de la tienda. 
—Ahora vamos a casa. 
—Y el salón de belleza. 
—Estudié año y medio para aprender estilista y tengo mi título, y yo haré una obra de arte contigo. 
—Está bien, gracias. 
Cuando ya estamos en casa, tomo un baño ya que no lo hice en la mañana temprano, y después salgo en toalla y veo lo que Evelin compró. 
—No crees que eso sea mucho. 
—Claro que no, serás la mujer más elegante y sexy del lugar amiga. 
Primero el peinado, y luego te vistes. 
Evelin seca mi cabello con la secadora y como mi cabello es un poco liso, empieza a hacer unas hermosas ondas en el cabello y después que termina, me hace un hermoso peinado recogido, como a mi me gusta, ya que no me gusta tanto andar con el cabello suelto.
—No quiero presumir, pero ya te ves preciosa, y aún no te maquillo amiga. 
Después de que Evelin, me termina de maquillar me intento ver en el espejo, pero Evelin no me deja. 
—No puedes verte hasta que ya estés vestida, tienes que ver mi obra completa. 
Voy a la habitación de Evelin, y me pongo la ropa que ella compró, una falda de tubo pegada al cuerpo, de cintura alta, hasta las rodillas, y una blusa blanca de cuello y manga larga, y unos tacones n***os altos. 
Después de vestirme bajo, y veo que Evelin se queda con la boca abierta. 
—Por tu expresión, creo que me veo bien. 
—Decir que te ves bien es nada, amiga, te ves como una hermosa y elegante ejecutiva, a ese hombre se le caerá la mandíbula cuando te vea. 
—Ya puedo verme al espejo. 
—Claro, mírate. 
—Evelin, tiene razón, no quiero sonar presumida pero no parece que sea yo, me veo hermosa. 
—No sabes Evelin, como te agradezco. 
—No tienes nada de que agradecer, eres hermosa y disfrútalo. —Muchas gracias. 
—Ya solo falta media hora, apenas llegaré a tiempo. —No te preocupes, yo te llevo.
Evelin va por las llaves de su casa y de su auto, y me lleva a la empresa. 
Cuando llegamos Evelin se ve un poco rara. 
—¿Evelin te pasa algo? 
—No, nada cariño, lo que pasa es que no desayune, y tú tampoco. 
—No tengo hambre, pero me importas más tu. 
—No te preocupes, de verdad, me iré a comer un postre en este momento. 
—Está bien, me voy y una vez más, muchas gracias. 
—Después me vas a matar —Escucho que Evelin dice en voz baja. 
—¿Que dices? 
—Nada, me muero de hambre, que ya solo faltan 10 minutos para tu entrevista. 
—Claro nos vemos. 
Entro a la empresa y varios hombres se me quedan viendo, y me siento un poco incómoda. 
—Hola, usted es Amalia Ramos. 
—Si soy yo. 
—Soy Jocelyn, la llevaré a la oficina de mi jefe, el señor Ramsés. 
—Muchas gracias.
La mujer se dirige al elevador, y yo la sigo, es una empresa muy grande. 
Hasta que bajamos del elevador, y caminamos por un largo pasillo, hasta que la mujer se detiene. 
—Ahí está su oficina —Me dice la mujer, señalando una puerta al final de el pasillo. 
—Esta bien gracias. 
—Estoy a sus órdenes, se lo agradezco mucho. Camino un poco, hasta llegar a la puerta, y toco tres veces. ¡Pase! 
Entró a la oficina. 
—Buenos días... Señor..Se...Ramsés.. 
Estoy sin palabras, por primera vez siento de todo, estoy paralizada, en shock, o todo lo que se pueda llamar así. 
«Es el ¡pollo frito!» 
Él me observa, y después sonríe. 
—Pase señorita, Amalia Ramos no se quede ahí parada, es muy preciosa y quiero verla más de cerca. 
No sé, ¿qué me pasa? No puedo tener emociones, pero ahora me siento, 
nerviosa» 
—¡Vamos! Señorita Ramos, yo no muerdo, bueno a veces, cuando uno puede “confundirse”
«Claro, tenía que recordar esa noche». 
«Vamos Amalia, tu no tienes emociones» 
—Tonterías que uno comete, de las cuales toda la vida se arrepiente, pero quedan como lección, para no volver a repetirlas —Digo mientras camino segura, hasta la silla que está frente a él, cuando me siento quedamos cara a cara. 
—Vamos a hablar de mi proyecto, que es para lo que se supone que vine, ¿verdad? 
—Es correcto Amalia Ramos —dice mientras pasa su lengua por sus labios. 
—Entonces ¿Qué le parece? 
—Pienso que, sin ropa sobre mi cama, usted se vería mejor. —Hablo de mi proyecto. 
—Aaa si, de eso tiene razón, me parece perfecto y quiero ofrecerle un puesto —me dice, mientras se levanta de su silla, y se dirige a mi, y voltea mi silla mientras está tan cerca de mi rostro. 
—Amalia, tengo dos propuestas para ti. 
—Sabe que no me interesa nada, quédese con mi proyecto, y haga lo que quiera con él, úselo arrojarlo a la basura, lo que más le plazca, con una persona como usted, no quiero tratar nada. —Lo aparto con mis manos, tomando lo de los hombros, y me dirijo a la puerta. 
Camino apresurada a la salida, pero él apresura su paso y cierra la puerta y me voltea para quedar frente a frente, puedo sentir su respiración que choca con la mía. 
—Podrías dejarme ir, esto es acoso.
—Claro que no, Amalia, porque se que yo también te caliento a ti, tanto como tú a mi. —Me dice al oído, mientras sube su mano, hasta mi cuello. 
«Que pasa conmigo, esto es algo que nunca había sentido antes» 
—¿Qué pasa? —La mujer enojona se quedó sin palabras. 
—¡Déjame ir! —Le grito tratando de empujarlo, pero él tiene todo su cuerpo sobre mi. 
Empieza a subir mi falda, trato de evitarlo tomando con fuerza sus manos, pero no lo logro, hasta que acaricia mi v****a por encima de la tela de mis bragas. 
—¡Detente! —Digo entre gemidos. 
—Amalia, tu boca dice un “No” pero tu hermoso y delicioso cuerpo me dice un ¡Sí! 
—Amalia dime que me deseas, y podemos pasar muy ricos momentos juntos —Esas palabras hacen que me moje aún más. 
«Pero mi transtorno ataca de nuevo, puedo sentir placer, pero eso no quiere decir que me voy a acostar con este pervertido, que solo juega con las mujeres». 
—Te deseo, Sebastián —Pero quiero cumplir una fantasía—Le digo al oído de una manera sensual. 
Él me sonríe y yo le correspondo. 
—Claro, podemos cumplir todas nuestras fantasías juntos. — Me dice el hombre mientras besa mi mano. 
—Quiero que lo hagamos sobre el escritorio —le digo.
Él sale corriendo, y tira todo del escritorio, 
¡No puedo creer que sea tan imbécil! 
Pero abro la puerta y aprovecho para irme, pero antes tengo que decirle algo. 
—Escuche bien, “Señor Ramsés” —Yo nunca me acostaré con alguien como usted, y no acepto ningún trato que venga de usted, y esa erección que tiene, espero que le baje pronto, buen día. 
Salgo corriendo de su oficina, me despido de Jocelyn y subo al elevador. 
Cuando estoy afuera de la empresa me siento más tranquila, llamo a Evelin. 
—Hola Evelin, puedes venir por mi. 
—Claro amiga estoy cerca, en un momento llegó. —Está bien, te espero. 
Después de diez minutos, veo el auto de Evelin y me siento aún más tranquila, subo y me coloco el cinturón de seguridad y Evelin se ve un poco nerviosa. 
—¿Fuiste a desayunar Evelin? 
—Aún no, pero mejor dime ¿cómo te fue? 
—Te invito a comer y te cuento todo amiga, ¿No creerás lo que me pasó? 
Llegamos a un pequeño restaurante que está cerca de la empresa de El Pervertido, no es muy lujoso pero es hermoso, Evelin y yo nos sentamos y pedimos dos tartas de queso, queríamos desayunar pero ya es muy tarde.
—Entonces dime, ¿cómo te fue Amalia? 
—Encontré el pollo frito. 
—¿Que? 
—Al que me confundió con una prostituta en la fiesta. —¡De verdad! —Dice Evelin muy nerviosa. 
—Te pasa algo Evelin. 
—Lo siento Amiga, pero yo ya sabía quien era Sebastián Ramsés. 
—¿Por qué no dijiste nada? 
—No lo sé, solo entré en pánico y lo siento. 
—No te preocupes, pero ¿cómo lo conoces? 
El celular de Evelin, empieza a sonar y ella responde la llamada. 
—¡Hola! ¿Cómo estás?, yo bien Sebastián estoy en el pequeño restaurante cerca de tu empresa, está bien aquí te espero. 
—El viene para acá. 
—Si, también es mi paciente sufre de ansiedad por eso hablo con él además de ser mi mejor amigo. 
—Entonces qué hago. 
—Escondete en los baños. 
Veo un auto n***o estacionado y se baja el pollo frito. ¿Cómo es que vino tan rápido?

Sebastián Ramsés... 

Estoy sentado en mi oficina y recibo una llamada de Jocelyn, Amalia viene subiendo en este momento, no se que hablaré con esa chica nerd además del proyecto, seguro viene con sus lentes que por alguna razón, a mi sobrino Mario le gusta mucho. 
Escucho que tocan la puerta. 
¡Pase! 
Ella pasa, y no la veo muy bien, hasta que levanto mi vista hacia ella, empieza a saludarme, pero cuando se da cuenta quién soy, se pone un poco nerviosa y frunce un poco el ceño, pensé que tendría que contratar un investigador privado, pero estoy de suerte, el destino la trajo otra vez a mi. 
Ella se queda observando desde la puerta, tal vez me tenga miedo, pero nunca me aprovecharía de una mujer. 
Cuando ella mira directamente, yo le doy mi más sincera sonrisa. 
Pase señorita, Amalia Ramos no se quede ahí parada, es muy preciosa y quiero verla más de cerca. —¡Vamos! Señorita Ramos, yo no muerdo, bueno a veces, cuando uno puede “confundirse” 
Ella viene caminando hacia mi y siento que estoy teniendo una erección, mientras camina hacia mi, me dice. 
—Tonterías que uno comete, de las cuales toda la vida se arrepiente, pero quedan como lección, para no volver a repetir las 
—Vamos a hablar de mi proyecto, que es para lo que se supone que vine, ¿verdad?
—Es correcto Amalia Ramos —Digo mientras pasa mi lengua por mis labios. 
—Entonces ¿Qué le parece? —Dice ella, muy molesta, pero me encanta hasta enojada está preciosa. 
—Pienso que, sin ropa sobre mi cama, usted se vería mejor. —Hablo de mi proyecto. 
—Aaa si, de eso tiene razón, me parece perfecto y quiero ofrecerle un puesto —le digo, mientras me levanto de mi silla, y me dirijo a ella, y volteo su silla, quiero ver de cerca a esos ojos, cafés profundos que me vuelven loco —.Amalia, tengo dos propuestas para ti. 
Pero ella me toma de los hombros y se levanta muy molesta. 
—Sabe que no me interesa nada, quédese con mi proyecto, y haga lo que quiera con él, úselo arrojarlo a la basura, lo que más le plazca, con una persona como usted, no quiero tratar nada. —Me grita mientras se dirige a la puerta. 
Pero no voy a dejar que se vaya, por eso apresuró el paso, y antes de que ella salga y le pongo, seguro a la puerta, ella me mira muy nerviosa y a la vez molesta. 
Pero yo me acerco más a ella, para sentirla aún más cerca, sé que ella puede sentir, perfectamente mi erección, que rosa en su abdomen. 
—Podrías dejarme ir, esto es acoso. 
—Claro que no, Amalia, porque se que yo también te caliento a ti, tanto como tú a mi. —Le digo al oído, mientras subo mi mano, hasta su cuello. 
—¿Qué pasa? —La mujer enojona, se quedó sin palabras.
—¡Déjame ir! —Me gritan tratando de empujarme, pero yo tengo todo mi cuerpo sobre ella. —Amalia, tu boca dice un “No” pero tu hermoso y delicioso cuerpo me dice un ¡Sí! 
Empiezo a subir su falda, y ella trata de evitarlo, agarrando con fuerza mis manos, pero no lo logra, hasta que acarició su v****a por encima de la tela de sus bragas. 
—¡Detente! —Dice entre gemidos. 
—Amalia dime que me deseas, y podemos pasar muy ricos momentos juntos — Puedo sentir como ella se estremece ante mi contacto. 
Puedo sentir, a través de su tanga, lo mojada que está, pero ella es la que ahora me habla al oído, con una voz sensual, que hace que mi erección crezca aún más. 
—Te deseo, Sebastián —Pero quiero cumplir una fantasía. 
—Claro, podemos cumplir todas nuestras fantasías juntos —Le digo, mientras beso su cuello. 
—Quiero que lo hagamos sobre el escritorio. 
Voy corriendo y tiro todo de mi escritorio, ya quiero follarla sin piedad. 
Pero ella abre la puerta. 
—Escuche bien, “Señor Ramsés” —Yo nunca me acostaré con alguien como usted, y no acepto ningún trato que venga de usted, y esa erección que tiene, espero que le baje pronto, buen día. 
Soy un maldito imbécil, no puedo creer que haya caído tan fácil, esa mujer está jugando con fuego y se va a quemar, por lo que yo nunca he perdido en conquistar y llevarme a la cama a ninguna mujer.
Pero ella cree que gano, tengo un juego bajo la manga, y sé que puede funcionar perfectamente. 
No he podido desayunar aún, y ya es demasiado tarde, y quiero ver a mi mejor amiga Evelin, la quiero tanto, ya terminé muchas cosas del trabajo, me tomaré el resto del día libre, además que esta noche, llevaré mi plan a cabo contra Amalia su padre o sea mi mejor amigo, dijo que ella sería su acompañante así que la veré esta misma noche. 
Esta mañana le pedí a Agustín que me comprara un auto, y bajó a el estacionamiento, y es un deportivo n***o del año es precioso, el muchacho tiene muy buen gusto, le llamó a Agustín para darle las gracias, y me subo en el, amo el olor a nuevo, tengo como un año de no conducir, me siento un poco extraño, pero arrancó el auto y paso a una gasolinera, mientras ponen el combustible, yo le marco a Evelin, ella me dice que está en un pequeño restaurante, tan solo a cinco minutos, no sé qué hace ella ahí. 
Pago por el combustible y me dirijo al restaurante, ya tengo un año desde que me fui, que no veo a Evelin, estoy muy feliz y quiero verla, además que mis ataques de ansiedad están aumentando, y quiero hablar un poco con ella.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora