XXXVI.

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MARATÓN 2/2

Llegamos a un lugar que esta muy solo, no sé que es lo que haremos, solo espero que no sea una locura, aunque viniendo de Sebastián y Evelyn se puede esperar cualquier cosa.

—Lo que haremos es gritar, para liberarnos de todo.

—¡¿Vamos a gritar?! —digo muy sorprendida.

—Si, lo haremos, le gritaremos al mar todo lo que llevamos dentro, para sentirnos libres.

—Nos verán como un par de locos, pero me parece una buena idea —le digo.

—Entonces, comenzaré yo en este momento, después lo harás
tú.

—Está bien, hazlo tu primero —le contesto.

—¡Ya no quiero trabajar, me siento realmente harto de lidiar con todo, quiero descansar! —grita Sebastián.
No sabía que él quería eso, pero me alegro de saberlo.

—Ahora hazlo tú —me dice Sebastián.

—No sé cómo hacerlo, ¿qué puedo decir?

—No te preocupes, solo piensa en algo que te moleste y grita para sentirte libre.

—Está bien, lo haré ¡siempre me comporté bien pero, a la mierda todo! ¡me gusta el sexo, no me gusta estudiar! —grito con todas mis fuerzas.

—Me alegro saberlo, ahora lo haré yo ¡Dije que nunca me iba a enamorar, desde que mamá engaño a papá! ¡pero ahora estoy totalmente enamorado, y me siento como nunca antes me había sentido!

No sabía lo que le había pasado a Sebastián, él era un mujeriego por que pensaba, que todas eran igual a su mamá, ahora me siento mal por juzgarlo.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Sebastián. Él tenía razón, me siento un poco más liberada.

—Al principio me pareció raro, pero ahora me siento libre, quiero hacer todo lo que nunca pensé hacer antes, quiero vivir todo eso, solo contigo —le digo mientras lo tomo de la mano.

—Yo también quiero vivir todo contigo, si quieres podemos caminar un poco más, después vamos a almorzar.

—Está bien, caminemos un poco más —le digo. Seguimos caminando, Sebastián me continúa contando muchas cosas de él.

Muchas veces, solo nos hacemos una
idea de las personas por la forma de comportarse, pero deberías conocer un poco más, antes de pensar lo peor de
alguien. Yo pensaba lo peor de Sebastián y ahora sé muchos secretos, muchos motivos por los cuales él actuaba de esa
manera.

Después de seguir caminando por la playa, vamos a comer a un restaurante, doy gracias que esta vez es un hombre el que nos está atendiendo, me siento mucho más tranquila.

Pero me doy cuenta, que el camarero me está viendo a mí, esto me hace sentir nerviosa, lo peor de todo es que Sebastián ya se dio cuenta, no quiero una pelea en este momento.

—¿Qué pedirás de comer, mi amor? —digo frente al mesero, para que entienda.

El mesero entiende, toma nuestra orden y se retira de la mesa, ahora me siento aliviada.

—No me gusta como te estaba viendo, si lo hace otra vez, le voy a botar los dientes —me dice Sebastián muy molesto.

—Por favor, Sebastián solo quiero comer en paz. Cuando digo eso, me doy cuenta de que unas mujeres, que están en la mesa de al lado, no le quitan los ojos de encima a Sebastián, eso realmente me enfurece.

Me levanto de mi silla, y me acerco a Sebastián, tomo su rostro en mis manos, y volteó a ver a esas mujeres. Le doy un
beso a Sebastián muy apasionado, enfrente de ellas.

Después de besar a Sebastián, regreso a mi silla, y volteo a ver a las mujeres, ellas entendieron completamente, ahora ya no están viendo a Sebastián.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora