XXXIII.

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Siento escalofríos, que recorren por completo todo mi cuerpo.

—Quieres tocarlo, esta muy dura y grande, quiere entran en ti,
hasta el fondo —me dice mientras introduce un dedo en mi
v****a.

Sebastián mueve su dedo dentro de mí, y después introduce
otro, siento como sus dedos son mojados por mis líquidos.

—¿Quieres sentir más rico? —me pregunta, mientras me sigue
follando con sus dedos.

—Sí, quiero —contesto y él me sonríe.

Sebastián me levanta otra vez, y me coloca de lado él está
atrás de mí.

—Dijiste que querías sentir más rico, voy a hacer que te corras
varias veces, hasta que me supliques que pare.

Sebastián saca sus dedos de mi v****a, pero antes de hacerlo,
toma un poco de mis líquidos y los pasa por mi ano para lubricarlo.

—Esto te dolerá pero, el placer que sentirás después será algo
inexplicable.

Sebastián empieza a introducir su miembro, la presión de su
pene me hace gemir de dolor y placer al mismo tiempo, después de varias embestidas me deja de doler y ahora mis
gemidos son más fuertes, pero esta vez solo son de placer.

Con una mano Sebastián, sostiene mi cabeza mientras me habla al oído, con la otra masturba mi clítoris. Él tenía razón, siento el doble de placer, mis piernas están temblando y Sebastián lo nota. Él se detiene un momento y besa mi cuello.

—Amalia, ¿estás bien? Tu cuerpo está demasiado caliente, y tu
cara está muy roja.

—Continúa, no pares que me voy a correr —le digo en un hilo
de voz, apenas puedo pronunciar las palabras.

Sebastián deja mi clítoris, y baja más su mano para introducir
dos dedos en mi v****a, eso me hace gemir más fuerte, sentir
sus dedos que se mueven con rapidez, mientras me folla por el culo, es una total delicia, nunca pensé hacer esto pero, me alegra haberlo probado.

—Sebastián me voy a venir —le digo con mi voz, entre cortada.

—Si, amor gime para mí —me dice Sebastián.

Sebastián hace más rápidas sus embestidas, mientras mueve dentro de mí sus dedos, siento que ya no puedo aguantar más, y me vengo en un fuerte orgasmo, mis piernas están
temblando, mi respiración está muy acelerada, Sebastián se viene después de mí, él gruñe de placer como nunca antes lo había escuchado.

Siento su semen caliente, que resbala entre mis nalgas.

Después él besa mi cuello, y acaricia mi abdomen con la yema
de sus dedos pero, me siento mareada y cansada.

—Espera un momento —me dice Sebastián, mientras se
levanta del sofá. Sebastián regresa, tiene una toalla húmeda en sus manos.

—No te muevas, quiero limpiarte.
Sebastián limpia mi entre pierna, puedo sentir que la toalla esta tibia, después me limpia pero, ahora lo hace con una
toalla seca. Después me lleva una almohada y una sábana muy cómoda.

Me cubre con la sábana, y después me levanta la cabeza y coloca la almohada, me siento realmente cómoda pero, tengo mucho sueño. Nunca en mi vida pensé en tener sexo, además hacerlo tres veces en una sola noche, eso me tiene muy
agotada.

—Amalia, mi amor despierta, tienes que comer algo.

—¿Cuánto tiempo dormí? —le pregunto.

Me doy cuenta de que Sebastián, ya tiene la pizza servida en
platos y la soda está en la mesa también.

—No te preocupes por eso, solo quiero que comas algo —me dice.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora