LIII.

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—Amalia, ¡voy a ser tía! —me dice Evelyn muy emocionada.

Por un momento me pierdo en mis pensamientos, me siento la mujer más feliz del mundo, no sé cómo le daré la noticia a Sebastián, pero sé que él también estará muy feliz.

—¡Amalia! Despierta.

—Perdón, estaba pensando, estoy muy feliz, voy a ser mamá, ¡le daré un hijo al hombre que amo! Un pequeño ser crece en mi vientre.

—Se lo puedes decir esta noche —me dice Evelyn.

—Tienes toda la razón, le haré una cena sorpresa, ahí le daré la sorpresa, ya quiero ver su rostro cuando se lo diga —le digo.

Las dos saltamos de la felicidad, pero ahora me preocupa otra cosa.

—Ayer escuché que hablarías con mamá y Larissa, ¿hablaste con ellas?

—Sí, hable con ellas, no tienes por qué preocuparte, también le pedí disculpas a la rubia, arregle las cosas con ella, también les di una pequeña terapia, hable por teléfono con tus verdaderos padres, ellos tampoco sabían nada, dijeron que vendrían dentro de cinco días, quieren hablar contigo —me
dice Evelyn.

—Te agradezco mucho, eres la mejor, no sé que haría sin ti, por esa razón quiero que estés en la vida de mi hijo —le digo y ella asiente con la cabeza.

—Ahora, envíale un mensaje a tu amado, y dile lo de la cena de esta noche, no quiero que se lo pierda, o yo misma lo mato con mis propias manos.

—No te preocupes, le enviaré el mensaje en este momento —le digo.

Tomo mi celular, y le envió un mensaje a Sebastián, quiero hacerle de cenar yo misma.

—Listo, le envié el mensaje, ahora podemos desayunar, muero de hambre —le digo.

—Claro que si, no quiero que mi sobrino sufra de hambre —me dice Evelyn mientras acacia mi estómago.

Sebastián...

Mi celular suena, por un momento lo ignoro, pienso que podría ser solo un mensaje de la compañía, pero puede ser mi Amalia, reviso el mensaje, por un momento me preocupo, quizá le paso algo, leo el mensaje inmediatamente, me siento tranquilo al leerlo, ella dice que me espera esta noche para cenar, es realmente hermosa, la amo tanto.

Tocan a mi puerta, eso me saca completamente de mis pensamientos.
Agustín entra a mi oficina.

—Jefe, necesito que firme estos documentos, y también quiero avisarle que su sobrino está en recepción, dice que quiere hablar con usted.

—Dile que pase, gracias, Agustín.
Esto me parece extraño, pero quizá Mario solo quiere hablar conmigo.

Tocan otra vez, y Agustín entra.
—Perdón, Jefe, pero olvidé informarle que la cámara del estacionamiento dejo de funcionar, también otras dos
cámaras del pasillo.

—Eso no es problema, encárgate de eso.

—Si, Jefe, lo haré, llamaré a la persona indicada para solucionar ese problema —me dice Agustín.

Él sale de mi oficina, y después entra Mario, él me observa muy apenado, no puedo enojarme con él, sé que cometió
muchos errores, pero es de mi familia, además tan solo tiene 20 años, es muy joven.

—Pasa, no te quedes ahí, toma asiento —le digo.

—Buenos días, tío, me quiero disculpar contigo una vez más, somos familia y no quiero estar peleado contigo, además de mi tío, eres mi mejor amigo, mi hermano, siempre hemos sido unidos —me dice Mario.

—No te preocupes, eres mi sobrino, te perdono, quiero que todo sea como antes, quiero cuidarte sobrino —le digo
mientras me levanto, y camino hace él para darle un fuerte abrazo.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora