XXXIX.

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Sé que tampoco soy tan viejo, pero ella tiene 19 años yo tengo 28, lo único que haré es tratar de convencerla de que viva conmigo unos días más, sé que ella extraña su casa, su familia, y aún más extraña a Evelyn.

Escuchó que mi celular suena, eso me saca de mis pensamientos, me levanto y tomo el celular de la mesa y antes de contestar veo la pantalla para saber, quien llama a esta hora, ya que es un poco tarde, casi son las once de la
noche.

Y veo que la llamada es de Evelyn, acabo de invocarla.

—¡Hola, ¿cómo estás, Evelyn? —le pregunto.

—Buenas noches, Sebastián, ¿cómo está Amalia?

—Muy bien, ella está muy feliz pero, gracias yo también me encuentro bien.

—Lo siento, tienes razón no quiero que te sientas mal, los dos son mis mejores amigos y los quiero mucho.

—No te preocupes, solo era una pequeña broma, sé que Amalia te quiere mucho y yo también.

—Sebastián, estoy a una cuadra de tu apartamento, ¿quieres tomar algo? Para recordar los viejos tiempos.

—No quiero dejar sola a Amalia, ella se podría preocupar, mejor salimos otro día los tres.

—Está bien, tienes razón cuida mucho a tu novia, mi Amalia es una mujer muy inteligente y especial, no quiero que le hagas daño.

—Claro que sé todo eso, muchas veces me siento intimidado, ella es muy inteligente y hermosa, pero no me gusta salir con ella, muchos hombres la miran cuando salimos, eso realmente me molesta.

—Sebastián, recuerdas cuando salíamos de viaje, y tú mirabas a muchas mujeres con novio, el carma existe mi amigo, ahora estás sintiendo lo mismo.

—Gracias, Evelyn, por hacerme recordar lo mala persona que era antes, pero tú más que nadie sabe que podemos cambiar.

—Tienes razón, Sebastián, lo siento no quise que te sintieras así, te pido que me perdones.

—No te preocupes, sé que cometí muchos errores, ahora quiero ser una mejor persona, y que Amalia esté orgullosa de mí, y también confíe plenamente en mí.

—Realmente me doy cuenta de tu cambio ahora, Sebastián espero que sigas así, eres una excelente persona, y te llamaré otro día, saluda a Amalia de mi parte, dile que la quiero mucho.

—Está bien, mañana se lo diré, te quiero mucho Evelyn, y deberías ir a casa, es peligroso que una mujer esté sola a
estas horas.

—¡¿Qué dices?! No te escucho, se está cortando, adiós.

Evelyn es una mujer única, y sé perfectamente que fingió no tener señal para cortarme la llamada.

Me levanto del sofá, y me dirijo a la habitación, tengo mucho sueño.

Al día siguiente...

Me despierto, y siento como Sebastián me tiene abrazada, me siento tranquila este es un hermoso sueño del que no quiero despertar, quisiera despertar así todos los días, aunque a veces tengo mucho miedo.

Siento que algún día Sebastián se podría aburrir de mí, y buscar a otra mujer. Tengo que sacar esos pensamientos de
mi mente, sé que Sebastián está enamorado de mí, no tengo que dudar de él en ningún momento.

Me empiezo a levantar con mucho cuidado, no quiero despertarlo, logro salir de su agarre y me levanto de la cama, después me dirijo al baño, toma una toalla y me doy un baño, después enrolló una toalla en mi cuerpo, después lavó mis dientes, me visto y me pongo las pantuflas suaves que Sebastián me compró, camino hasta llegar a la cocina.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora