XIII.

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Amalia Ramos...

Después de salir, corriendo de la universidad tomé un taxi y vine directo al consultorio de Evelin, necesito hablar con ella.
—Buenas tardes, puedo hablar con Evelin.
—Vienes a tu terapia Amalia —me dice la asistente de Evelin.

—Si a eso vengo.
—Entonces pasa Amalia, en este momento está desocupada.
—Esta bien gracias.
Toco la puerta, y ya quiero contarle todo a Evelin.
¡pase!

—Evelin, siéntate y esto te dejará en shock.
—Claro amiga no me asustes, pero antes que me digas, es Sebastián ¿verdad?
—Si ese pollo frito.
—Entonces esto se pondrá bueno, dime qué hizo ahora.
—Recuerdas cuando tu hiciste esa broma, de que me cuidará, de que Sebastián podría ser mi profesor.
—¡No me digas! —Llegó tan lejos.
—Sí, amiga adivina, ¿quién tiene nuevo profesor?

—¡JAJAJAJA! —Esto es la guerra Amalia.
—No te rías Evelin, para mi no es para nada gracioso.

—Y como te fue hoy con él.
—Cuando salí del salón, olvidé mi celular y él estaba solo y entré a buscarlo y él lo tenía y me dijo que me lo daría si le daba un beso.

—¿Y lo besaste amiga?

—Si, yo solo quería mi celular, pero quiero que se vaya de mi universidad, no sabes lo incómodo que es, tiene sus ojos, todo el tiempo sobre mi.

—Tengo una súper idea amiga, que él no puede resistir, y se irá de tu universidad.

—Claro dime, ¿cuál es la idea? —Haré lo que sea.

—Está bien, ya estoy por salir y te puedes quedar conmigo esta noche.

—Si puedo, le llamaré a mamá y le diré que me quedaré con papá, ellos no se hablan por nada del mundo, así que nunca se dan cuenta.

—Está bien, entonces vamos a mi casa y confía en mi amiga, esto claro que dará resultado.
—Claro, vámonos, y confío en ti.

Al día siguiente...
Estoy en el auto de Evelin, a punto de salir para mi clase, porque ya es un poco tarde el pollo frito, ya está dando clases,
solo espero que la idea de Evelin funcione, y asi Sebastián tendrá que irse de la universidad.

—¿Crees que esto es una buena idea?
—Si Amalia, tu solo ve y después me llamas o puedes ir a mi casa.

—Está bien, amiga, nos vemos.
—Te desearía suerte, pero amiga, te ves tan buena, que hasta me haces dudar.

—Callate Evelin, no es broma, estoy nerviosa, pero luego te cuento como me fue.

—Está bien, amiga, nos vemos. Camino por el pasillo de mi universidad, y los chicos me dicen cosas y me comen con los ojos, eso es señal que ese pollo frito, este día será una tortura para él.

Estoy a punto de entrar al salón, y me siento nerviosa, pero yo puedo, como ya es tarde el salón está cerrado, solo escucho al pollo frito, dar las clases.
Toco la puerta, y él me dice que pase.
Y entro.

—Buenos días profesor, lamento llegar tarde. Él está en shock, y todos mis compañeros también.

—Tenemos una nueva compañera, y está tan rica.
—Es Amalia, tarados —dice Larissa, por cómo me están viendo
los demás.

—¡Es Amalia nuestra nerd!
—Si soy yo, solo quiero verme un poco más sexy, ¿les gusta chicos?

Cuando digo eso, todos se quieren sentar a mi lado. Estoy usando un mini vestido y estoy maquillada como Larissa y mis tacones altos una chaqueta, pero mi vestido tiene escote, hasta que Sebastián sale de shock y está muy molesto.

—Por favor, chicos, no permito desórdenes en mi clase, cada uno a su puesto.

Estoy sentada, y él me está viendo y todos los demás están enfocados en su trabajo, así que puedo poner en práctica lo que Evelin me enseño ayer por la tarde.

Empiezo a subir un poco más mi vestido para que el pueda ver mis bragas de encaje rojo, ese es su color favorito, y
comienzo a acariciar mis muslos, y arriba abajo para provocarlo y funciona, el está rojo de la excitación, la idea de
Evelin funciona. Después pasó uno de mis dedos por mi boca mojándolo de mi saliva, y lo paso por mi entrepierna, ahora lo veo directamente a los ojos.
Pasó toda la clase así, hasta que es hora de irnos, y esta vez me quedaré, quiero saber qué piensa, de mi cambio de
imagen, todos se van y nos quedamos solos.

—¿Eso está mal, Amalia? —No puedes provocarme así, por que hay consecuencias —dice mientras le pone seguro a la
puerta.
—¿De qué hablas pollito? Yo solo quiero verme bonita.
—Ven aquí Amalia, o voy por ti —dice sentado en su silla. Yo me levanto y voy con él, si estoy jugando a esto lo haré
bien.

—Si profe, me castigará por que me porte mal.
—Amalia, puedes irte o no respondo.
—Mira mi piel blanca, pensé en broncearme pero me gustaría que cuando pierda la virginidad, el hombre con el que este, me de una fuerte nalgada y deje mi piel roja —digo mientras acaricio mi trasero.

Su erección es enorme, y por alguna razón yo también, ya estoy tan mojada y creo que también, terminaré tentándome.

Me siento otra vez en sus piernas, esta vez puedo sentir mejor su erección, ya que traigo vestido, y otra vez me muevo sobre su erección, se siente tan bien creo que podría tener un orgasmo sobre él.

—Amalia, quieres jugar así.
—¿Cómo amor? —Digo mientras me muevo más rápido sobre su erección, que cada vez es más enorme.

El se levanta y me sube sobre el escritorio y me abre las piernas, y se coloca entre mis piernas, y me empieza a besar, puedo sentir respiración, está tan excitado, luego me empieza a bajar las bragas, y por un momento de estúpida estoy cayendo por lo excitada que estoy.

El baja su cabeza y besó mis muslos hasta subir y llegar a mi humedad.

—Mira Amalia, estás tan húmeda por mi —me dice— mientras pasa su mano por mi húmeda entrada y luego se lleva dos
dedos a su boca, saboreando como si probara el dulce más rico del mundo.

—Eres una delicia, Amalia. Después vuelve a bajar, pero de una sola vez, penetra con su lengua en mi v****a, solo puedo gemir de placer, y subo mis
piernas a sus hombros, él sigue con su lengua en mi v****a, me besa, me muerde delicadamente, y siento un escalofrío y que ya no puedo más, tendré un orgasmo como aquella noche.

Él siente que estoy a punto, pero se aleja de mí, dejándome a medias.

—Si así quieres jugar, Amalia, entonces juguemos, estarás en mi cama, muy pronto cielo así que prepárate.

Él se va dejándome sola, se acaba de vengar de mi. ¡Maldición! Pero no le daré el gusto, el dijo que el juego continúa, asi que juguemos, esto lo pagará muy caro.

Empiezo a buscar mis bragas, y no están por ningún lado, ese imbécil pervertido.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora