XLIX.

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Subo al auto al lado de Sebastián, él me observa.

—No paso nada, no tienes por qué preocuparte, Mario me pidió una disculpa, eso es todo, él está en una relación con Larissa —. Le explico.

—No te preocupes, estoy tranquilo —me dice.

—Si, claro, estaba realmente tranquilo —. Dice Evelyn con un tono sarcástico.

Le doy un beso a Sebastián, él enciende el auto, el peluche es un poco pequeño, lo tengo escondido en mi suéter, pero de un momento a otro, recuerdo la historia completa detrás de esto, y tengo mucha curiosidad, quiero leer la carta que me escribió Mario.

Durante el camino intento actuar de una forma natural, no quiero que Sebastián se preocupe, o después me hará muchas preguntas.

Después de una hora y media, llegamos al mar, Sebastián detiene el auto en el parking de un hotel. Esto me parece
extraño, pensé que sería una cabaña que está muy cerca de aquí.

—Dijiste que sería una cabaña, este es un hotel realmente lujoso —. Le digo y él me sonríe.

—No quiero estar en una cabaña, es mejor el hotel, y más cómodo que una cabaña —me dice.

—El hotel es de Sebastián, por eso quiere que estemos aquí —. Dice Evelyn.

—Eso no importa, estoy cansada y con sueño, no quiero que discutan en este momento.

—Vamos a dormir, pedí la mejor habitación para nosotros —. Me dice Sebastián.

—Está bien, vamos a dormir —le digo.
Bajamos del auto, dos personas salen a nuestro encuentro, una mujer y un hombre. El hombre nos ayuda con las cosas de Evelyn, son muchas cosas.

—Evelyn, solo estaremos aquí por dos días, ¿por qué traes tantas cosas? —le pregunto a Evelyn.

—¡Sí, es necesario! En una maleta están todas mis cremas, para el cuidado de mi hermosa piel, y en la otra esta mi ropa.
Esperen un momento, olvide otras cosas ¡esto no puede ser!

—. Dice muy preocupada. Después del drama de Evelyn, todos subimos a nuestras respectivas habitaciones, mamá y Larissa pidieron una habitación juntas, eso era de esperarse, sabiendo que siempre están juntas.

Sebastián y yo entramos a nuestra habitación, el tenía razón, esta es la mejor habitación de todas, es lujosa y realmente hermosa.

—¿Te gusta? Mi hermosa novia.

—Si, me encanta, pero me encanta más mi guapo novio —. Le digo.
Beso a Sebastián, él me levanta y me lleva a la cama.

—Espera, quiero estar cómoda, me voy a cambiar de ropa —le digo.

Me levanto de la cama y me cambio, Sebastián hace lo mismo, nos metemos a la cama, todo es realmente cómodo.

—Odio estas almohadas, no tienen tu olor —le digo mientras arrojo una al piso.

Sebastián no me dice nada, él se levanta de la cama y busca algo en sus cosas, él también trajo una maleta. Después él
regresa a la cama y me da una almohada, inmediatamente reconozco este olor, Sebastián me trajo una de sus
almohadas.

—Siempre pienso en ti, esta mañana pensé que extrañarías mis almohadas, entonces te traje una —. Me dice mientras se acuesta a mi lado, y me da un fuerte abrazo.

Le doy las gracias y un beso en los labios, realmente amo a Sebastián, él siempre piensa en mí.

Después de una hora, Sebastián está profundamente dormido, me levanto de la forma más cuidadosa posible, no lo quiero despertar.

Me pongo un abrigo, y salgo de la habitación, bajo por el ascensor, quiero estar sola un momento, antes de salir, tome mi celular, veo la hora, aún es un poco temprano son las siete de la mañana, todos están dormidos aún.

—¡Señorita! ¿necesita algo? —. Me pregunta el hombre, que supongo que es el encargado.

—No me pasa nada, solo quiero estar sola un momento —le respondo.

—Está bien, no se preocupe, pensé que necesitaba algo, y usted había bajado por esa razón —me dice el hombre.

El hombre se retira, continúo mi camino hasta llegar a la playa, realmente hace frío, el viento helado golpea mi rostro, pero a la vez me siento tranquila, nunca había visto el mar por la mañana, es realmente hermoso.

Pero esa tranquilidad se echa a perder, al escuchar la voz de Mario, pensé que todos estaban dormidos, pero me
equivoqué.

—Amalia, ¿qué haces aquí? Está haciendo mucho frío.

—Si no me lo dices, te juro que no me doy cuenta —. Le digo de forma sarcástica.

—Me estás lastimando, te juro que si aún estas molesta, me voy a arrojar al mar —me dice.

—Puedes hacerlo, además sé perfectamente que le temes al mar, recuerda cuando te llevaron al hospital, casi te ahogas en una piscina familiar —le digo.

—Eso no se hace, me prometiste nunca contarle a nadie —me dice fingiendo molestia.

—No se lo estoy diciendo a nadie, solo somos tú y yo, no creo que el mar hable y cuente tu vergonzoso secreto. Pero talvez se lo cuente a alguien, podría ser que lo diga sin querer.

—Entonces voy a nadar, y tú me tienes que salvar, eres mi mejor amiga, tienes que cuidar de mí —. Me dice mientras
camina hacia el mar.

—¡No lo hagas! Dejaré que te ahogues, no te voy a salvar.
Mario sigue caminando hacia el mar, por un momento pienso que solo se detendrá a la orilla, sé que le tiene mucho miedo al agua.

—¡Mario, no lo hagas! —. Grito, pero él no me hace caso.

Mario camina hasta que el agua cubre la mitad de su cuerpo, pero sé que en cualquier momento, él saldrá del agua, tan solo está jugando.

Después de unos minutos, Mario se arroja al agua, corro rápidamente hacia el mar, me arrojo al agua sin importar nada, él es mi mejor amigo.

Salgo del mar para tomar un poco de aire, estoy realmente aterrada. Estoy a punto de entrar al agua otra vez, pero Mario me toma de la cintura, sacándome el susto de mi vida.

—¡Eres un imbécil! En verdad pensé que te había pasado algo, estaba realmente preocupada —. Le digo muy molesta.

—Estoy feliz, me alegra saber que estás dispuesta a todo por mí, sé que aún sientes algo por mí —me dice.

Mario me deja sin palabras, solo quisiera golpearlo en este momento. Él se coloca enfrente de mí, el frío hace que mi piel arda, Mario me mira directamente a los ojos, él realmente se
parece a Sebastián, sus ojos son del mismo color.

Estoy metida en mis pensamientos. Mario inesperadamente me besa, intentando soltarme de su agarre.

—¡Amalia! Pensé que eras diferente —. Me dice Sebastián. Mi corazón se acaba de romper, él me mira con ojos de enojo, decepción, y también dolor.

Mi corazón se acaba de romper, él me mira con ojos de enojo, decepción, y también dolor.

—¡Sebastián, no es lo que parece! —. Le digo mientras corro tras él.

—Amalia, en este momento quiero estar solo, después hablamos —me dice mientras me aparta con su brazo. Me detengo en seco, Sebastián no confía en mí, eso realmente me duele, sé que él tiene un trauma, pero no tiene derecho a desconfiar de mí.

—¡¿Qué fue lo que paso?! —me preguntan Andrea y mamá.

—El imbécil de tu novio, me beso y Sebastián está molesto conmigo —le digo muy molesta a Larissa.

Corro hasta llegar a la habitación de Evelyn, ella es mi mejor amiga, tengo que desahogarme con ella. Toco la puerta y ella me abre.

—Evelyn, te necesito, yo....

—No digas nada linda, lo vi todo por la ventana, quédate aquí un momento tengo que golpear a Sebastián, perdón, “hablar con él pacíficamente” en un momento regreso.

Evelyn sale de la habitación, pero quiero escuchar lo que hablara con Sebastián, en este momento sé que él me odia,
pero tengo que enfrentar esto como una mujer adulta.  Sin que Evelyn se dé cuenta voy detrás de ella.

Evelyn entra en la habitación, después cierra la puerta.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora