MARATÓN 1/5
Subimos al auto, durante el camino Sebastián me toma de la
mano, después besa mi mano, me encanta cuando hace eso,
mi corazón late como si fuese a salir de mi pecho, creí que
nunca podría sentir esto.—¿Pasa algo, te sientes bien? —me pregunta Sebastián.
—Sí, estoy muy bien, ¿por qué lo preguntas?
—Tus mejillas están rojas, pensé que te sentías mal o algo así —me dice.
Saco un espejo pequeño de mi bolso, y me veo en él. Sebastián tiene razón, mi cara está realmente roja, pero el
motivo es él.—¿Quieres saber por qué estoy así? —le pregunto.
—Sí, quiero saberlo —me dice.
—Por ti, cuando besas mi mano, haces que me ponga nerviosa, estas emociones son nuevas para mí.
—Hermosa, debería ser yo el que se sonroje, por tener a una novia tan hermosa, además debes recordar que yo soy tu sumiso —me dice y eso hace reír.
—Tú lo dijiste, después no puedes negarlo, en la cama tienes que hacer lo que yo te pida —le digo.
Me inclino y beso su mejilla.—Está bien, lo que usted mande —me dice.
Llegamos a la empresa, Sebastián estaciona el auto en el parking de la empresa, él baja rápidamente y me abre la puerta.
—No tenías que hacerlo —le digo.
—Tú eres una hermosa dama, tenía que hacerlo, además también eres mi amada novia.
—Eres muy cursi —le digo mientras me río.
—Creo que así actuamos los hombres, cuando encontramos a la mujer que amamos.
Esas palabras me dejan impresionada, y hacen que otra vez mi rostro se ponga rojo.
—Vamos mi hermosa novia —me dice mientras me toma de la mano.—Vamos, quiero trabajar con mi sexi jefe, es un gruñón, pero me excita mucho.
Subimos al ascensor.
—Es realmente guapo tu jefe —me dice.—Si, lo deseo tanto, su cuerpo es marcado y además su colonia me vuelve loca.
—No te preocupes, talvez tu jefe te quiere hacer el amor sobre
su escritorio.—Espero que lo hagamos, pero tenemos que trabajar, no podemos pensar en eso —le digo y él me sonríe.
Sé que Sebastián no se quedará tranquilo, él intentará algo, lo peor de todo es que no podré resistir.
Estamos a punto de bajar del elevador, Sebastián me toma de la cintura, después me besa apasionadamente, su lengua es deliciosa, después besa mi cuello. Abre un poco mi blusa y
besa mis pechos por encima de la tela de mi sostén.—Sebastián, alguien podría vernos —le digo.
—No te preocupes, a esta hora no hay nadie en el piso de arriba —me dice.
Salimos de ascensor, y Sebastián tenía razón, no hay nadie cerca de su oficina, su asistente aún no ha llegado.
Sebastián me levanta, enrollo mis piernas en sus caderas, siento su erección entre mis piernas.
Entramos a su oficina, él quita algunas cosas de su escritorio.
Yo me acomodo en el escritorio, levanto un poco mi falta y me quito la blusa.Sebastián me observa mientras lo hago, después me besa otra vez, baja a mi cuello me besa y después baja más hasta que acaricia uno de mis senos por encima de la tela de mi sostén.
—Quítatelo, quiero lamer tus pezones —me ordena.
Me quito el sostén y lo arrojo al piso, él pasa su lengua por mi pezón, lo muerde delicadamente, después mueve su lengua en círculos, otra vez siento escalofríos en mi cuerpo, el placer se
apodera de mí por completo.Después Sebastián baja hasta llegar a mis bragas, me levanto un poco para que él pueda sacarme las bragas con más facilidad, después baja hasta arrodillarse, besa mis muslos
hasta llegar a mi sexo.Hunde su lengua en mi v****a, después introduce un dedo, gemidos fuertes se escapan de mis labios.
—¿Te gusta? —me pregunta.
—Si, me gusta, por favor no pares —le pido.
Después introduce otro dedo, y hace más presión con su lengua sobre mi clítoris. Puedo sentir como mis paredes aprietan sus dedos, estoy a punto de tener un orgasmo.
Sebastián mueve sus dedos más rápido, después se levanta con sus dedos aún dentro de mí, continúa moviéndolos muy rápido.Sebastián besa mi cuello. Hasta que me vengo en un intenso orgasmo, mis piernas tiemblan, él saca sus dedos de mi v****a, y acaricia mi clítoris, eso hace que prolongue mi orgasmo por más tiempo.
Después besa mis labios.
—¿Te gusto? Mi amor —me pregunta mientras besa mi cuello.—Si, me encanto, pero quiero más de ti —le digo y él me sonríe.
Bajo del escritorio, ahora soy yo la que me arrodillo en el piso, él se quita el cinturón. Yo desabrocho su pantalón, después lo bajo junto con su bóxer.
Hundo su miembro en mi boca, después Sebastián me toma del cabello para marcar el ritmo, lo escucho gruñir eso hace que me moje aún más.
Después de un momento él me pide que pare, me levanto y me vuelve a besar, después se sienta en su silla, me siento
sobre él y siento como su pene entra lentamente en mí, me acomodo un poco, y me empiezo a mover rápido, después me muevo más lento.Él me agarra de las nalgas y me pega aún más a su cuerpo, beso sus labios y acaricio su cabello.
Siento que estoy a punto de tener otro orgasmo, me muevo más rápido.
Hasta que siento el semen caliente de Sebastián, ese es mi mayor placer.—Me gusta sentir como acabas dentro de mí, eso es lo que más placer me provoca —le digo después lo beso.
Escuchamos ruido en la oficina de al lado, creo que Agustín acaba de venir. Voy al baño para limpiarme, después ayudo a Sebastián a limpiarse y vestirse.
—No creo poder trabajar —me dice Sebastián.—¿Por qué? —le pregunto.
—No me puedo concentrar, contigo a mi lado no puedo —me dice.
Entra Agustín a la oficina.
—Discúlpenme, jefe y también usted señorita Amalia, no sabía que estaban en la oficina, es un poco temprano y vengo por algunos archivos —dice Agustín muy apenado.—No me digas señorita, cuando dices mi nombre, solo dime Amalia, y buenos días para ti Agustín, no tienes por qué
disculparte, tú solo haces tu trabajo.—Que es excelente por cierto —interrumpe Sebastián.
—Muchas gracias, hago lo mejor que puedo —dice Agustín.
—Por eso esta empresa será toda tuya, serás el presidente y podrás dirigirla tú —dice Sebastián.
Puedo notar que Agustín está muy feliz, él merece dirigir la empresa de Sebastián.
Agustín se lleva los archivos, y nos deja otra vez a solas, Sebastián me observa y me sonríe. Ahora me doy cuenta de
que él tenía razón, no podemos estar a solas.—¡Amalia! ¿Qué te pasa? —me pregunta.
—Nada, ¿por qué lo preguntas?
—Estabas viendo fijamente mis labios, y muy pensativa —me dice.
—Sebastián tenías razón, no podemos estar solos en tu oficina, no podre concentrarme y tú me provocas sin querer — le digo.
—Eso es porque te amo, te deseo tanto —me dice mientras se acerca otra vez.
—De eso estoy hablando, aléjate de mí, ¡tentación!
—Está bien, pero me será muy difícil —me dice.
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TAN SOLO UNA NOCHE
RomanceSoy una nerd con buenas calificaciones, pero mi mejor amiga me invitó a ese lugar, acepte para tratar de salir de la rutina, pero nunca imaginé que me confundirían con una prostituta, y me quitarían la virginidad esa misma noche, y lo peor, enterar...