¿𝑪𝒖𝒍𝒕𝒊𝒗𝒂𝒅𝒐𝒓? [𝑾𝒂𝒏𝒈𝑿𝒊𝒂𝒏/𝑿𝒊𝒂𝒏𝑾𝒂𝒏𝒈]

XXII

(Como esto es ficción, habrá varias cosas que pueden suceder aquí pero en la realidad no, por favor no intentar comprobarlo)

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Wen Rouhan sonrió brevemente después de leer el contenido de la hoja entre sus manos, divertido por lo que se mencionaba en dicha carta, llamó a su hijo mayor y le ordenó.

—Wen Xu, junta a los mejores discípulos y dales esos uniformes, es importante que ninguno lleve objetos que los relacionen con Qishan Wen. — Viendo a su hijo despedirse y salir velozmente de la habitación, reacomodó su posición sobre el gran asiento en la sala principal del lugar. — Será una semana interesante.

Wen Chao observó las reacciones de su padre, pero no queriendo importunarlo y tener que limpiar los establos de nuevo, se quedó en silencio mientras repasaba el libro que llevaba en sus manos, "Técnicas de la espada Wen" decía la portada. En un principio se negó rotundamente a tener que leer o tan siquiera tener entre sus posesiones algo como eso, pero su prima y heredera hizo valer su puesto con la simple oración de:

"Debes de tener al menos una utilidad o al menos un mínimo conocimiento, no quiero que nos dejes en vergüenza"

Recuerda que esa vez, su padre se encontraba detrás de la joven médica como un apoyo extra a su palabra y prácticamente fue obligado a repasar, aprender y llevar a cabo los conocimientos inscritos en los diferentes libros de la biblioteca.

Después de visitar a la sobrina y heredera de su amigo, Xiao Bo se despidió de los jóvenes y se marchó guiando a unos cuantos de sus subordinados que lo habían seguido, dejando como guardaespaldas de su hijo y amigos al resto.

Una vez que la tropa estuvo lo suficientemente lejos como para ya no distinguir adecuadamente las figuras de los caballos ni de los soldados, regresaron por sobre sus pasos hacia la oficina de supervisión, misma a la que Wuxian insistió en llamar "Casa de verano de los Wen". Nadie comentó algo al respecto.

Sintiéndose un poco indignado, el más joven de los cuatro comenzó a recorrer los puestos que lograban captar sus ojos, señalando objetos por aquí y por allá en cada uno de ellos.

Los mayores, y en especial Ji Xing, observaron atentamente los movimientos de Wuxian, cuidando que no estropeara algo o se tropezara por ir rápido, porque conociéndolo, seguramente él no era capaz de algo así.

Después de cuidar durante todo el camino al imán de desastres andante, o sea, Wei Wuxian; el pequeño grupo llegó a la oficina de supervisión, en donde fueron recibidos por un sonriente Wen Ning que los esperaba con todo lo necesario para comer en los jardines.

Emocionado, el de ojos grises corrió con todas sus energías hacia el Wen y saltó sobre él, abrazándolo en el proceso. — ¡A-Ning!

Con el mismo entusiasmo, el castaño abrazó de vuelta al mayor. —¡Xian-gege!