XXIII

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¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Era él! ¡Después de los dioses-saben-cuanto tiempo lo había encontrado!

El joven heredero del imperio sabía que esos ojos dorados eran los mismos que veía en sus sueños. El mismo brillo, la misma forma, todo en ellos era igual al de sus sueños. También eran tan hipnotizantemente hermosos como en sus sueños.

Y eso era lo único que necesitaba saber para tener la certeza de que quien fuera que fuera el otro, se aseguraría de estar a su lado. Fuese como fuese estaría a su lado.

... O al menos eso haría después de recuperarse del tranquilo regaño de su adorada, hermosa, preciosa y queridísima Xing-jie.

¿Cómo había terminado de esa manera? Bueno, después de caer en cuenta de que estaba a punto de besar al chico, echó a correr más rápido de lo que alguna vez supuso que podría hacer. Corrió como nunca antes había hecho, más que nada por la mirada amenazante que el hombre mayor con barba le dio.

Estaba seguro de que esa mirada podría compararse a la de su A-Die cuando entrenaba a los recién llegados, real y asombrosamente de miedo.

Después de que Ji Xing lo alcanzara en algún momento y lo llevara de regreso a la oficina de supervisión, todo sucedió muy rápido y no tuvo tiempo de procesarlo adecuadamente. Cuando pudo reaccionar, los dedos pulgar e índice de la doncella ya se encontraban tirando del lóbulo de su oreja derecha hacia abajo.

Eso le recordó porque nunca debía de exponerse a la más mínima molestia de Ji Xing. Solo cuando la doncella estuvo satisfecha, su oreja fue liberada con un tono rojizo en ella.

Wuxian sobó su oreja con ambas manos antes de correr hacia donde estaban Wen Ning y Jin Zixuan. Los encontró cuidando de las plantas que sabía eran propiedad del Wen.

Para sorpresa del de ojos grises, el Jin tenía una buena mano para las plantas, por ende, no tardó mucho en comenzar a molestarlo con ello.

—Pavo real, no creí que algún día te vería cuidando de algo más que no fuera tu espada.— Entre sus manos tomó la planta que estaba cuidando el Jin, importándole poco y nada los reclamos que recibió.— De hecho, no pensé que viviría lo suficiente para ver eso.

Zixuan se limitó a rodar sus ojos y enseguida comenzar el cuidado de la siguiente planta. No agregaría nada que pudiera hacer al otro burlarse más de él.

—Si no estuvieras comprometido, estoy seguro de que tú y A-Ning serían una bonita pareja.— Dijo a modo de broma mientras dejaba la maceta en el suelo nuevamente.— Serían una pareja interesante.

Wen Ning solo tosió avergonzado por las palabras de su amigo. No debía de pensar en eso, simplemente no debía de hacerlo.

—A-Ning, ¿no crees lo mismo? — Preguntó completamente curioso, ignorando la mirada de molestia que le dirigía la heredera Wen.

Fue tarde cuando se dió cuenta de la presencia de la Wen, ella ya había lanzado sus agujas hacia él. Para su fortuna, logró evitarlas a tiempo agachándose. Y, para la desgracia del Jin, las agujas terminaron enterrandose en su piel.

Zixuan parpadeó con lentitud al ser consciente de las agujas en su cuerpo. —Do-Doncella Wen, y-yo no la molesté. —Dijo a media voz antes de desplomarse en la tierna hierba a sus espaldas.

Medio preocupado, medio carcajeando, Wuxian se acercó hasta el Jin tendido en el suelo.

—Qing-jie, creo que se murió. — Se agachó a la altura del Jin y llevó una de sus manos hasta el cuello de este. Después de comprobar su pulso, habló nuevamente. —Se cancela todo, sigue vivo, un poco más muerto que vivo, pero sigue con nosotros.

¿𝑪𝒖𝒍𝒕𝒊𝒗𝒂𝒅𝒐𝒓? [𝑾𝒂𝒏𝒈𝑿𝒊𝒂𝒏/𝑿𝒊𝒂𝒏𝑾𝒂𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora