Prólogo

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Cangse Sanren miró al cielo que ahora parecía más de un color rojizo, seguramente era por la sangre que escurría desde su frente hasta su barbilla.

—A-Ying. —La voz de la mujer se escuchaba cansada y agotada por completo. —A-Ying, tienes que vivir bien, tienes que encontrarlo, tienes que ir con él.

En este punto, la cultivadora ya no sentía sus extremidades y sus rodillas estaban sobre la tierra manchada con su sangre. La consciencia le abandonaba más rápido de lo que quería, pero no podía hacer mucho para atrasarlo.

—Espero que esos bastardos se mueran. —Dijo su último deseo antes de caer rendida sobre las ramas caídas y las hojas secas manchadas con la sangre de su marido y la suya.

Lo último que sus ojos lograron observar fue la silueta de una bota de la cual no podía distinguir el color exacto, pero tampoco era necesario porque ella sabía de quién se trataba. Y también sabía lo que querían de ella, era una lástima para ellos que estuviera más cerca de la muerte que de otra cosa.

Su vista se ennegreció, sin embargo, sus oídos aún podían percibir levemente el exterior, aunque nada era del todo claro.

—Eres... ¿verdad? —Podía percibir la burla proveniente de aquella persona y quería responder algo, pero a penas y podía escuchar, no existía una manera de que pudiera responder. —...Emperador ...inmortal...tristes... buscaste.

Si la otra persona dijo algo más, Cangse Sanren no lo supo porque perdió la consciencia por completo, no sin antes pedirle a los cielos, las deidades y las estrellas que protegieran al único tesoro que le quedaba, que pudiera encontrarse con esa persona.

Esa persona era la única que podría protegerlo de todo lo que sucedería a continuación, mejor dicho, eran las únicas personas que lo lograrían; no podía confiarle la vida de su hijo a nadie más, ni siquiera la ferocidad del líder Wen podría con todo eso.

No pasó mucho antes de que la persona que hablaba se diera cuenta de que la mujer ahora estaba perdiendo el calor de su cuerpo y ya no había alguien que lo escuchara. Se limitó a maldecir y patear el cuerpo de la cultivadora.

No pudo conseguir lo que quería de esta mujer, solo le quedaba una opción para obtener lo que quería. Sería todo un desafío encontrarlo pues hasta ahora, solo había una persona que conocía la apariencia del niño.

Las noticias y los chismes del mundo de la cultivación siempre han sido la comidilla entre la gente, especialmente cuando estaba relacionado con personas famosas e importantes, tal como lo era Cangse Sanren.

—¿Escuchaste?— Murmuró un señor que parecía de mediana edad, ni muy alto ni muy bajo, solo con la estatura promedio. —La discípula rebelde de Baaoshan Sanren murió.

—¿Cangse Sanren? —Trató de confirmar alguien más que vestía ropas blancas y sencillas. —¿Estás seguro de que se trata de Cangse Sanren? —La preocupación se notaba en su voz, parecía casi angustiado.

— Esa exactamente. —Confirmó una mujer que había estado escuchando todo a la espera de poder agregarse a la conversación en cualquier momento. — Pobre, también escuché que su marido murió junto a ella.

—Yo escuché que escaparon y fingieron su muerte—Habló otra mujer de vestimentas decoloradas por el tiempo, o quizá así era el diseño, nadie lo sabía.

—No creo, dicen que vieron a su hijo deambulando solo por ahí, si escaparon, se habrían llevado a su hijo con él. —Agregó la persona que había iniciado toda esa plática.

—Además, ¿de qué tendrían que escapar? —Preguntó retóricamente la misma mujer de ropas decoloradas. — Por lo que sé, ambos son muy queridos entre esas grandes sectas.

Un adulto vestido con túnicas moradas y diseños de lotos que había estado de pie justo al lado de estas personas palideció y no queriendo escuchar nada más de ello, corrió de vuelta por donde había venido, corrió con el corazón en la mano como quien corre para salvar su propia vida.

Corrió siendo consciente de que no podía actuar como se supone que debería de hacerlo un líder de una secta tan prominente como la suya, simplemente no podía fingir que no le interesaba eso y seguir con su vida.

Debía enviarles una carta y asegurarse de que eso era una mentira, porque tenía que ser eso, una mentira como cualquier otra.

Tendría que serlo porque ninguno de los dos podría morir tan fácilmente, ambos eran buenos manejando la espada y los talismanes, sería una completa rareza que pudieran vencerlos cuando ambos estaban juntos, y más aún cuando protegían a su adorado hijo.

Evitando pensar mucho más en ello, se aseguró de que sus piernas no le fallaran y continuaran con su camino a toda prisa. Al llegar a su destino, con la letra más legible que pudo, escribió en un trozo de papel.

"Escuché una tontería.

La gente dice que murieron, pero yo sé que no es así, se trata de ustedes dos después de todo. Tendría que ser un milagro poder matarlos; y tal vez ni siquiera eso sería suficiente para hacer que mueran.

Solo alguien mezquino y repugnante tendría que quererlos muertos, ustedes son un matrimonio brillante que se ha ganado el cariño de muchas personas, ¿quién querría asesinarlos?

Estaré esperando una respuesta, cuídense mucho y vengan pronto de visita, extraño a mi sobrino."

Ató la peculiar carta a la pata de un cuervo y le indicó a dónde debía de ir. Si le preguntas a Jiang Fengmian, él seguía sorprendido de que su amiga pudiera hacer que los cuervos funcionaran como aves mensajeras.

Aún le parecía gracioso hasta cierto punto el hecho de que la respuesta de Sanren fuera un simple "estaba aburrida y no tenía algo mejor por hacer".

El líder Jiang solo podía esperar lo mejor de todo aquel revuelo.

Lamentablemente para él, los días pasaron con rapidez y al mismo tiempo con una lentitud insufrible.

Pasaron poco más de dos semanas para que la esperanza del hombre se desplomara en picada y solo terminara de morir cuando vio al familiar cuervo con el mismo mensaje atado en su pata.

No había respuesta y jamás la habría de nuevo, se habían acabado las cartas entre familia y ya no había mucho más que pudiera hacer, solo encontrar a su sobrino y darles un entierro digno a su hermano y su cuñada. 






Por fin se me hizo corregirlo, ¡¡wuuuu!!

¿𝑪𝒖𝒍𝒕𝒊𝒗𝒂𝒅𝒐𝒓? [𝑾𝒂𝒏𝒈𝑿𝒊𝒂𝒏/𝑿𝒊𝒂𝒏𝑾𝒂𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora