El primer hombre dentro de mi mente tiene una apariencia muy delicada, casi me entran ganas de protegerlo, como si muy en el fondo entendiera que es un buen hombre a pesar de que yo no soy buena para él. Mi corazón se arruga al pensar en su personalidad tranquila, serena y conciliadora.
El segundo hombre es apasionado, creo que la descripción más cercana es decir que es como el vino más embriagador que he probado, pues sé muy bien que una vez lo has tenido entre tus dedos, nada podrá dejar ir tan intenso y elegante señor.
Finalmente, al recordar el rostro del tercer hombre me quedo sin palabras, y no porque no pueda describirlo, sino que el corazón lo tengo tan desbocado llegado a este punto que siento que hablar de él es como dejar que una flor nazca en el desierto, condenando al fracaso este sentimiento. No puedo decir con exactitud lo que siento, pero la personalidad fuerte, regia y seria me conmueve, como si viera que en sus ojos azules se esconde la dulzura y suavidad de un corazón que solo necesita probar lo que es el amor para poder dar el fruto más delicioso que jamás nadie ha probado.
Me agobio y no puedo pensar con claridad, quiero salir corriendo, pero sé que la situación no es tan sencilla para mi.
¿Por qué tengo que elegir?, no quiero hacerlo bajo esta presión, quiero ser capaz de salir de esta jaula de oro y ser invencible, pero no por los méritos de alguno de los tres, al contrario, quiero ser capaz de elegir yo misma, alejando estos temores, enfrentando las duras consecuencias que me esperan pero, por primera vez, tener ese valor de hacer las cosas sin importar lo que esperen o piensen de mi.
Siento que digo cosas sin sentido, no entiendo del todo a que me refiero.
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— ¿Han entendido todo lo que debemos hacer este fin de semana?
Jared nos ha reunido en la parroquia para discutir sobre la semana patronal (1), especificando como los maestros debemos preparar el postre.
Durante la semana patronal todos los grupos pastorales preparan diferentes platos para ofrecer en un festival dedicado a nuestra patrona, Santa Lucia.
Siempre es un caos, considerando que, por ejemplo, los ministros extraordinarios de la sagrada comunión (2) les encanta preparar sopa, algo que les queda muy delicioso, pero pelean año tras año con los catequistas que les gusta cocinar un plato a base de arroz, por lo que siempre son una fuerte competencia, así que discuten constantemente por eso.
Los monaguillos suelen preparar, o jugo o algún aperitivo sencillo, porque sabemos que los que cocinan no son los niños, es la coordinadora que, a pesar de ser joven, no da abasto con preparar las 400 porciones necesarias para el festival.
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Último acto: Vals #5
FanfictionEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...