Capítulo 69: Un año termina, otro comienza

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"Entre los días, voy recorriendo caminos ¿Dónde estás? Me siento agotado y fatigado, pero, Dios escucha mi plegaria y de pronto veo tu rostro y entiendo que por fin te he encontrado, pero al querer sonreírte y tocarte, despierto y me doy cuenta de...

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"Entre los días, voy recorriendo caminos ¿Dónde estás? Me siento agotado y fatigado, pero, Dios escucha mi plegaria y de pronto veo tu rostro y entiendo que por fin te he encontrado, pero al querer sonreírte y tocarte, despierto y me doy cuenta de que el sueño ha terminado y mi mano, extendida que busca tu piel, ha quedado nuevamente vacía."


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Las festividades de fin de año no resultaron tan alegres para todos en Francia, mientras algunos celebraban y festejaban durante días enteros, otros tantos solo podían esforzarse por sobrevivir.

—¿Cómo está Jerome? —pregunta Patrick preocupado mientras aviva el fuego de la chimenea.

—Ya le bajó la fiebre, pero sigue muy débil.

Su madre, Jolie, con paciencia teje a su lado otra manta para poder cubrir a su hijo que había llegado, sin aviso, casi inconsciente a su hogar y con raspones y heridas en los brazos, rostro y piernas.

—Espero que soportes el invierno y no sienta demasiado frío, mi niño. —aun teniendo las manos entumecidas por el clima, la lana y aguja no se detenían. —Sé que eres fuerte, pero estoy preocupada.

—Querida, ten fe. —Patrick toma las manos de su esposa entre las suyas para calentarlas. —Yvan dijo que solo debíamos tener paciencia y esperar a que él se recupere. No es nada grave.

—¡Pero la última vez que lo revisó fue hace más de una semana!. —su corazón se agita y las lágrimas corren por su rostro. —Sé que es tan bueno que por eso aun estando herido sigue arriesgándose. —aprieta los dientes y no puede evitar apartar la mirada de Jerome quien duerme con tranquilidad. —. Pero ¿Quién lo cuida a él más allá de nosotros? Tengo miedo de que un día sea demasiado bueno y termine muerto. ¡No quiero perder a mi único hijo!

—¡Jolie! —la abraza, aferrándola a su corazón para que encuentre consuelo y paz. —Llora si lo deseas, pero te suplico que no dudes. Él se recuperará—acaricia su cabello mientras ella solo puede abrazarlo con más fuerza y llorar con intensidad, con una mezcla de ira, tristeza e impotencia. —Estoy contigo y sufro a tu lado.

Jerome no era consciente de toda la tristeza de sus padres, quienes sentían que el deber estaba yendo demasiado lejos, pero aun más que eso, la preocupación de que el único sentido que su hijo le veía a la vida era el trabajo, su deber como guardia y el autosacrificio los hacía sentir culpables. ¿Cuándo fue que su familia le enseñó que la única manera de vivir era olvidándose de si mismo? No estaba casado, parecía que no tenía intención de hacer una vida fuera del palacio de Versalles. ¿Por qué? ¿Esta era su meta de vida? Nada parecía tener sentido y carecía de lógica.

Una humilde casa sollozaba día y noche esperando que la esperanza o el amor hicieran del frio algo más cálido.


Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora